¡Amonos pal pueblo, que son fiestas!!!

domingo, 17 de febrero de 2013



Amanecía en Fujijoshida algo nublado, y nos temimos lo peor cuando, con las legañas aún puestas, corrimos cual niñas pequeñas hacia la ventana. Yo debía ser que aún estaba medio sopa, pero me costó reaccionar cuando lo vi.

-"Fuji cabrón....ahí estás"







No está mal despertarse con estas vistas. Tras un buen rato de reportaje fotográfico (es curioso como a todos nos dio por hacernos autofotos con la cara de recién levantados y el Fuji detrás...no se en que momento nos pareció buena idea...porqué salimos todos horribles XD)

En fin. Todos mucho más animados, porqué al menos ya no nos ibamos de allí sin ver el Fuji, bajamos a desayunar. Por supuesto el desayuno servido por la familia que del ryokan superó las espectativas, tanto la modalidad japonesa como la occidental.


Con el estomago lleno, nos quedaba por delante otra maratoniana jornada de viaje hasta llegar a nuestro siguiente destino, Takayama, un pueblo situado en el Japón profundo, cerca de los llamados Alpes Japoneses.

Pero eso sí, no nos ibamos a ir del Ryokan Fujitomita sin estrenar la pedazo de cama elastica que había en el jardíiiiiin, y aún nos sobró tiempo para hacernos una fotaza de grupo con nuestros anfitriones, en el que sin duda fue nuestro mejor alojamiento en el país nipón y que hizo que mereciese la pena la super maratón del día anterior.




Teníamos que coger un bus hacia el pueblo de Gotemba, donde cogeríamos un tren hacia Nimazu, y de allí a Mishima, y de allí un shinkansen hacia Nagoya (la ciudad natal de nuestra profe de japo, un besote Sanae!!!). Y el señor atractivo y amo del ryokan nos ofreció llevarnos él por 1.000 yenes, que es menos de lo que nos costaba el bus y además llegaríamos antes. Así que aceptamos la propuesta sin dudar y para allí que nos fuimos.

 Despidiéndonos del Fuji desde el bus...

De la vorágine de horas de tren siguiente os voy a ahorrar los detalles y os voy a dejar unas cuantas imagenes, que lo explican bastante mejor...

                                            Los japos debían pensar que estábamos todos borrachos...

                                   Esta foto la descubrí hace poco y me descojoné...y como no tengo dignidad, la comparto XD

 Nótese las marcas mortales de bichos del morro...XD
Paz y tranquilidad....

Llegamos a Nagoya alrededor de mediodía, y aprovechamos para estirar un poco las piernas y de paso comer algo. Y rebuscando por la estación dimos con un bareto estrechísimo (no cabían las maletas, así que las tuvimos que dejar fuera. Si chicos. Fuera, en la calle y sin vigilancia. No intentad esto en ningún otro país del mundo). El bareto estaba especializado en curry y nos metimos un curry-raisu entre pecho y espalda que nos sentó de muerte y sirvió para coger fuerzas para el resto del viaje.

Mmmmmmmmmmmmmmmmmm

Y finalmente, cogimos el último tren, el que nos llevaría por fin a nuestro destino, Takayama, donde con un poquito de suerte esta noche podríamos presenciar uno de los dos festivales anuales que se realizan en el pueblo, con música, desfile de carrozas y mucho ambiente. Así que estábamos bastante ilusionados.

 Las vistas desde el tren...espectáculares. El Japón profundo superando espectativas...

 Zapatos que gastaba una niña de 6 años...así las entrenan desde pequeñas para que de mayores se lleven 
los taconazos para hacer senderismo....

Una vez en Takayama, mientras los demás iban al baño y demás, me acerqué a la pequeña oficina de turismo, pues por primera vez estabamos en una ciudad donde ninguno habíamos estado nunca!!! Yuhu!!! Un señor mayor con un inglés estupendo me indicó en un mapa, antes de que me diese tiempo casi a abrir la boca, donde estábamos, como se llegaba a nuestro albergue, como se llegaba de nuestro albergue al desfile de carrozas, cuanto se tardaba y los horarios del mismo. Y en menos de 2 minutos!! Espectácular. Así que sin ningún problema tras un breve paseo nos plantamos en el JHoppers de Takayama. El albergue era francamente muy similar al de Hiroshima, aunque en este no funcionaba el wifi, pero bueno, como sólo era una noche tampoco era tan grave. Las habitaciones con literas de camas enorrrmes y super cómodas, y por supuesto todo insultantemente limpio.


Nuestra habitación

Pero no teniamos demasiado tiempo para acomodarnos, pues en seguida tuvimos que salir hacia el centro del pueblo para ver el famoso festival -para más información: http://en.wikipedia.org/wiki/Takayama_Festival
Fue una experiencia muy chula y totalmente diferente a todo lo que habíamos visto y vivido antes. La gente se agolpaba a ambos extremos de la calle por donde pasarían las carrozas, tipo como cuando aquí pasa la cavalgata de los Reyes Magos. jeje. Tuvimos suerte y cogimos un sitio estratégicamente bastante bueno, justo en un cruce donde cada carroza se iba parando durante unos minutos, permitiendote verlas con detalle. Lo cierto es que aunque estuvo muy chulo el espectáculo se me hizo un poco largo, quizás porqué a la 10º carroza ya me había aburrido, será la diferencia cultural, o el frio, o el cansancio de estar de pie. De todos modos aquí os dejo unas fotillos:







 "que no mamá, que no voy a ir a cenar, que estoy aquí en la carroza tocando la flauta..."

Este con el palito me estaba a mi quitando el frio....Ay omá que rico

Una vez que ha terminado y el gentío se ha desviado, nos hemos ido a dar una vuelta por el casco antiguo del pueblo, de madera, muy tradicionales y con mucho encanto.Y caminando caminando hemos llegado al borde del río, donde, supongo que con motivo del festival, habían puesto una hilera interminable de puestecitos de comida callejera, donde ya que estábamos hemos cenado jeje. 

 Calles que te transportaban a otra época...

 Galletas de avellanas super buenaaaaaaaaaaas que descubrimos Vero y yo

 Takoyakis!!! Takoyakis!!! Minipunto para quien adivina cual fue mi cena :P

Otonomiyakis, toda una delicia para los sentidos...

Y de postre...una especie de bollito de crema caliente que estaba que te cagas...

 Y unos dangos dulceeeeees...

 A esta japa le hicimos mil fotos. Nótese la posición imposible de las piernas...jejeje

Pero me fui de allí con ganas de provar la famosa ternera de Hida!!!! :( pero se nos salia de presupuesto...

Y res més, con esto y un bizcocho (bueno, bizcocho no teníamos) nos fuimos a dormir, que al día siguiente aún teníamos que apurar nuestras últimas horas en Takayama antes de irnos por fin a Tokio, esa ciudad que por mucho tiempo que pases en ella siempre es capaz de sorprenderte. 

Espero no tardar tanto en actualizar la próxima vez...mata-neee!!!