Fushimi Inari y Arashiyama. Toris y Monetes :) Ay los Monetes!!!

lunes, 3 de febrero de 2014


No hay mejor despertar que un despertar en Kyoto, y especialmente en el Towa. No, no me pagan comisión, pero es que me encanta este ryokan....

Lo primero que hicimos fue vestirnos y recoger un poco la habitación, ya que a las 8 en punto (quizás incluso un par de minutos antes) ya sabíamos que tendríamos a una japa llamando a nuestra puerta para traernos el desayuno. La verdad es que lo del desayuno en la habitación por un lado está genial (intimidad, comodidad...) pero por otro puede hacerte sentir un poco...raro...con ese par de chicas recogiendo los fotones a toda prisa y preparando cuidadosamente pero súper rápido todo el tinglado del desayuno (que es mucho, arroz, sopa de miso, te,...en fin, lo de todos los años). En lo que te da tiempo a pestañear ya lo tienen todo montado y con trabajo te da tiempo a devolverles la reverencia mientras se van...



No, el nivel del desayuno no defrauda. Tan exquisito como la primera vez.

En la habitación!!! Ole yo!!!

¿Ves? Estas cosas en el comedor comunitario no las puedo hacer...

Una vez desayunados, llamamos a recepción para que subiesen a recoger la mesa (cosa que hicieron con la misma eficiencia de antes y volviéndonos a hacer sentir rarunos). A estas cosas tan "japonesas" cuesta acostumbrarse...

Salimos a la calle y hacía un día estupendo para...sudar XD que era lo que íbamos a hacer y de lo lindo. El planning para el día era Fushimi Inari y Arashiyama. Lo habíamos combinado ya que a ambos destinos se puede llegar en tren y usando el JRP, así nos ahorrábamos ese día el comprar el pase de bus de Kyoto que cuesta 500 yenes. Todo pensado.



Tienda de alquiler de bicis simpáticas

Esta foto solo la van a entender las 6 personas que me acompañaron en mi 1er viaje. 

Tras un par de paradas de tren en la JR Nara Line, llegamos a Fushimi Inari. Uno de mis lugares favoritos de Japón y que este año pisaba por 3º vez.  El día era tan bochornoso como prometía así que nada más empezar el "ascenso" empezamos a tener que usar el pañuelo para el sudor que todo japo que se precie lleve consigo. Hasta a Amir, que no suda nunca, le escurría el sudor por la frente. Suerte que durante el camino puedes ir comprando bebidas isotópicas fresquitas que la verdad es que te salvan la vida en más de una ocasión.


El primer tori, y el más grande

Esta foto nos la tomó un españolito que iba sólo por ahí...un poco pesao por cierto XD

Me desidratooooooo (notese como yo me deshidrato y el señor de detrás va en traje y camisa tan pancho...)

Minitoris ofrenda

No te entretengas que queda mucho camino

En el pasillito de "Memorias de una geisha", again.

Siempre me quedo con las ganas de pararme a tomar un té en una de estas cafeterías apañadas que hay en medio del camino, seguro que no son tan caras como aparentan...

Rezando a los kamis...


¡El perrete con pañal! Otro viejo amigo... :)

Por fin en la cima

Yo haciendo ver que rezo, pero en realidad sólo quería aprovechar la sombra...:P

Somos unos campeones

Algo muy típico japo. Si te encuentras algo en el suelo, recógelo y déjalo en algún lugar visible. Permanecerá ahí hasta que su dueño lo recoja...o para siempre XD

Pareja de novios haciéndose el reportaje de bodas, imagino...

Una vez bajamos, y como realmente no teníamos prisa, nos pusimos a dar una vuelta por los alrededores, donde hay muchas tiendas de souvenir encantadoras y donde comimos los mejores kakigoris de todo el viaje (con diferencia).


De uva

Y de melón

Pero aún quedaba mucho por ver, así que tras el refrigerio tomamos el tren de nuevo hacia la Kyoto Station, donde cogeríamos una linea de metro JR hasta Arashiyama.


Típica señora de Kyoto, elegante y tapada hasta las cejas. Inmune al calor y la humedad que nos cocía al resto. El paraguas  no se ve, pero lo lleva...la sombrilla es complemento imprescindible. 

Llegamos a Arashiyama con tiempo, y tras un agradable paseo llegamos a nuestro destino, uno de mis templos favoritos, el Ryoanji. Por desgracia, tuvimos mucha mala suerte, ya que debía estar en obras y no pudimos subir al tatami sino que sólo se podía visitar el jardín (el precioso jardín, dicho sea de paso).


Flor
Como me llevé una decepción muy grande y no soportaba el calor, me quedé dibujando con mis acuarelas las cañas de bambú mientras Amir exploraba los jardines.


Descansando y observando el paisaje

Kyoto en su máximo esplendor


Salimos del templo y cruzamos el puente de Arashiyama hacia el otro lado. ¿Nuestro destino? El Arashiyama Monkey Park.


El suuuuper puente

Precioso paisaje

Japas simpáticas

Autoposado en Arashiyama Park

Autoposado en Arashiyama Park II

Emprendiendo el ascenso hasta el parque de los monos...que estaba muuuuy alto

Ya casi arriba, nos encontramos con este tobogán, que yo aún no se si es para los niños o para los monetes

Además de muchos monetes, había un mirador con vistas espectaculares de Kyoto




Una de las cosas que mas me gustó del parque de los monos es la estancia cubierta. Un lugar donde te ofrecen toallas refrescantes, bebida fría y hay aire acondicionado. Además, puedes dar de comer a los monos con total seguridad. Toda una experiencia. Me habría quedado allí toda la tarde.








Como dice el cartel..."fue divertido! Hasta la próxima!"

Una vez de vuelta a la civilización, decidimos ir a comer algo por la calle más comercial de Arashiyama. Comimos en un sitio que ya conocía bien, y donde todo estaba buenísimo, como siempre. Eso sí, el aire acondicionado estaba muy fuerte y tenías que andar con ojo y abrigarte, ya que con lo que habíamos sudado era fácil coger frío....


Gyudon

Sobaaa Powaaaa

Teníamos tanto frio que salimos del sitio con tanta prisa que...nos dejamos la cámara dentro!!! Mi Canon de 500 euros dejada alegremente en la mesa de un restaurante. Por suerte, estamos en Japón, y es la propia camarera la que salió corriendo, cámara en mano y cara de preocupación sincera, para devolvérnosla.

Decidimos dar un par de vueltas por las tiendas, y buscábamos algún kuyaka apañado de precio... pero sólo encontrábamos algunos muy caros y vendedoras que como te descuidaras te los ponían y no te lo que querían quitar hasta que no lo comprases ...y sino que se lo digan a Amir que sudó sangre para librarse de dos señoras vendedoras...ya no sabía que excusa poner para no llevarse el kimono (que valía un dineral)...


"Socorroooooo" Pero no hagas fotos y ayudameeee




Estaba anocheciendo, y nuestra visita acabó dando un paseo por el camino del bambú y su templito del amor, donde, como ya viene siendo costumbre, me acribillaron los mosquitos. Me estuve acordando de aquella tarde el resto de la semana...con semejante combinación de vegetación, calor, humedad y oscuridad...no había repelente del Mercadona que pudiese hacer nada...




No puedo resistirme a un buen par de...pepinos XD

Al volver a casa no se como lo hicimos, que acabamos saliendo por el otro lado de la Kyoto Station y acabamos más perdidos que la madre de Marco. Eso sí, descubrimos un nuevo centro comercial subterráneo con unas fuentes muy originales. No hay mal que por bien no venga y eso...


Pululando por Kyoto

Mi plan era bajar al Porta (el centro comercial subterráneo de la Kyoto Station) y comer por fin mi tarta de fresa como es tradición...pero cuando llegué...¡Se había acabado!!! ¡Pero que ultraje es este!!!

Mi cara lo dice to...
Tal disgusto me llevé que ya no quise cenar fuera, así que tras una rápida visita al Lawson acabamos cenando algo ligero en el ryokan, antes de darnos un bañito reparador y relajante.


Sandwich de carne con fideos...nikuman y yakisoba...:) mmmmm

Y con esto y un té verde, nos fuimos a dormir cansados pero satisfecho.

Y en el próximo capítulo...ahora sí que sí...geishas!!! :P