Valle de Kiso: La ruta Nakasendo (de Magome a Tsumago con el caloraco)

domingo, 10 de julio de 2016


Amanecía otro día en la vil.la del pingüí (bueno...en Nagoya) y este día tocaba de nuevo excursión. Nos adentraríamos en el pintoresco valle de Kiso, en la prefectura de Nagano. En él aún existe el camino de una antigua ruta llamada Nakasendo ("camino a través de las montañas"), que antiguamente unía las dos ciudades más importantes del país (Edo (actual Tokyo) y Kyoto) y que era usada por comerciantes, pero también por ronin y demás caminantes de la época. Muy molón todo. 

A lo largo del sendero existen varias ciudades-posada, que tanto entonces como ahora eran usadas como lugares para descansar o pernoctar durante el trayecto. Están muy bien conservadas así que darse un paseo por sus calles es como transportarse a otra época. 

Llegar al valle de Kiso desde Nagoya es bastante fácil. Hay que tomar el Shinano express (si...sin...ano...a nosotros también nos hizo gracia XD)hasta Nakatsugawa (entra con el JRP) y allí coger un bus que te deja en una media hora en el pueblo de Magome.

recién llegados a Magome...este es el panorama...

El verde de los arrozales es casi fosforescente

Magome es un pueblo muy turístico y alberga varios ryokanes y muchas tiendas de recuerdos y artesanía, especialmente artesanía de madera. La verdad es que es muy atractivo para los turistas...sin que por ello esté masificado ni pierda una pizca de su encanto.









Como el día anterior...el calor era abrasador...pero por suerte íbamos bien equipados con gorra, cremita y toallas para combatirlo. Aún así sudamos un montón...algo que nunca es un problema en un país donde si te deshidratas es porque tú quieres (vending machine cada 5 pasos).

De Magome a Tsumago hay unos 8 km de ruta, y la gran mayoría de ella a través del bosque. Esto tiene un lado bueno (sombra y frescor) y uno malo (los putos osos). Veréis, resulta que en la zona suele haber animalejos sueltos...entre ellos osos...en las tiendas de Magome se encargan de recordártelo haciéndote comprar una especie de campanita para asustarlos. Realmente no hace falta...porqué a lo largo del camino te vas encontrando campanas que puedes hacer sonar si quieres no encontrarte una sorpresa desagradable y acabar como Di Caprio en el Renacido.

Vale...soy una exagerada. No vimos ningún oso...y si lo hubiésemos visto seguro que él hubiese tenido más miedo de nosotros que nosotros de él. Aún así yo hacía sonar las campanillas y iba un poco acojonada...la verdad...pero es que yo soy muy "de ciudad"...



Pepinacoooo (que por cierto nos vendió una anciana adorable por menos de 100 yenes)





Las campanicas anti-osos


bosques de bambú natural



En mitad de la ruta te encuentras un mini-pueblo donde vive gente...la mayoría de ellos agricultores...donde realmente parece que no haya pasado el tiempo. Que lejos queda del Tokyo moderno y ultratecnológico... En una de las casas antiguas...hay un señor que se dedica a recoger viajeros y ofrecerles su hospitalidad. Te deja pasar a descansar un rato, te ofrece bebida y algo para picar...mientras en un japonés cruelmente cerrado te explica las bondades de la ruta Nakasendo.

Toda una experiencia.


Té...aperitivos...pai pai...el descanso del viajero

Al poco retomamos la marcha...pues no queríamos abusar de la hospitalidad del adorable señor (ahora me arrepiento de no habernos hecho una foto con él...pero es que siempre me preocupa quedar demasiado como guiris-paletos)

La siguiente parte del trayecto se adentraba en un bosque espeso...de arboles altísimos. Bordeando un río y con algunas pequeñas cascadas. Todo muy bonito de pasear tranquilamente...aunque para entonces el cansancio ya se hacía notar. 












¡Una rana japonesa!

arroz y más arroz

a este árbol le ha dado tal insolación que se piensa que es octubre...

¿Os imagináis viviendo en una casa así?

bambú

Esto...¿que coño es esto??? Ah miedoooorl 


Por fin, tras unas 3 horas de caminata...llegamos a Tsumago. La verdad es que Tsumago me gustó más que Magome porqué no parece tan turístico...tiene menos tiendas y más mansiones de la época de los samurais para visitar... Realmente transporta a otra época.




Esta fuente estaba tan fresquita que me hubiera tirado de cabeza





Tras dar un breve paseo por el pueblo, hicimos parada técnica para reponer fuerzas. Unos soba fresquitos y un kakigori para aliviar los calores y matar un poco el hambre.

Itadakimasu!!!

Mmmmmmm
 Al salir nos hicimos un poco de lío con la situación de la parada del autobús que nos conduciría al pueblo de Nagiso (desde donde podríamos coger un tren de regreso a Nagoya) ... y perdimos el último autobús de la tarde. Con lo que no nos quedó otra opción que...seguir caminando. Unos 4 km más. La idea no nos hizo mucha gracia en principio porque ya estabamos algo cansados y nos daba miedo que se nos hiciese muy tarde...pero la verdad es que fue un paseo agradable.

"the tatami obsession"


entrada a una casa-museo de Tsumago


el típico paisaje de campo japonés

otro arce con complejo de momiji veraniego

en Japón hasta las vallas que señalizan las obras son cuquis

Este pedazo de jardín es de alguien. Alguien muy afortunado.

yo quiero pinzas de la ropa así de monas

la foto perfecta en el momento perfecto

agradable barrio residencial

Al llegar a Nagiso nos entretuvimos un poco haciendo fotos de un templo...y perdimos un tren en la cara. El problema fue que luego tuvimos que esperar una hora hasta que vino el siguiente. Pero bueno...aprovechamos para hacer unas compritas en el supermercado del barrio. Allí pudimos comprar algunas cosas curiosas...como el dorayaki más gordo y más barato que he visto en todo Japón...unas galletas riquísimas de cacahuete...y una bebida de vegetales que llevaba como 100 ingredientes y sorprendentemente estaba buena. También nos tomamos otro kakigori en un pequeño restaurante que había al lado de la estación.

locomotora que nos daba la bienvenida a Nagiso


La estatua se rie de nosotros porqué vamos a perder un tren en los siguientes minutos...

sí...por ese agujero se marchó el tren...

esperando con la super-bebida vegetaaaal

el sueño húmedo de un vegano

galletas riquísimas 

Al coger el tren también tuvimos un poco de lío...ya que había dos trenes que iban hacia Nagoya y no estábamos seguros de cual coger...al final cogimos uno que hacía muchísimas paradas...y tardamos una eternidad en llegar...tanto que cuando llegamos sólo nos dio tiempo a comer algo rápido de combini y descansar en el hotel. Pero no lo recuerdo como un trayecto desagradable...la verdad...estuve dibujando en el cuaderno...escuchando música...y hasta vimos un luchador de sumo sentado en un andén! Con eso cumplía mi tradición de ver un luchador de sumo en cada uno de mis viajes a Japón. :) Es ya como un ritual.

weeee...4 de 4


Y aquí finalizan nuestras aventuras en Nagoya...una capital poco conocida pero que vale la pena visitar, y además punto estratégico desde donde hacer muchas excursiones interesantes.

En el próximo capítulo...a Tokyo!!!