JAPÓN 2018: Y de nuevo...viaje de Ida

martes, 4 de diciembre de 2018


Como prometí, no creo que os haya dado tiempo a echar de menos las crónicas japonesiles. Hace nada que terminé de contaros el viaje de vuelta de 2015...y aquí estoy, dispuesta a relataros el inicio de otra aventura japonesil.

Así que poneos cómodos, que esto empieza tal que así.

Vuelvo a embarcarme en la aventura con Amir, mi compañero de viaje y de vida, pero en esta ocasión  nos acompaña otra "valiente" exploradora, Alba, que en su primer viaje a Japón se atrevió a darme carta blanca y planificar una ruta algo "marciana" que incluía algún que otro rincón que incluso para los japoneses no es demasiado conocido. Vaya...que no íbamos a hacer la típica ruta (Kyoto,Nara,Hiroshima,Tokyo) sino que íbamos a intentar ver un poco más allá. Descubrir lo grande y diverso que es Japón, más allá de los típicos paisajes que salen en las Lonely Planet.

Para llegar volvimos a optar por Emirates, ya que siempre hemos volado muy a gusto con ellos y encontramos una muy buena oferta, por lo que no nos pudimos resistir. Son un porrón de horas de vuelo pero lo compensan unos aviones bastante confortables, una buena selección de entretenimiento "on board", un personal de cabina majísimo siempre (POLLO!! Ya os contaré lo de Pollo cuando llegue el momento...) y una comida que, para ser de avión, está siempre muy rica.

Ejemplo de menú de Emirates...

Tras unas 7 horas de vuelo llegamos a Dubai. Ya os he hablado alguna vez del aeropuerto de Dubai así que no me extenderé mucho... Confortable, limpio, mucho oro, mucha extravagancia, dátiles, y frutos secos que te cagas de buenos.

Fundamentalmente nos encanta Dubai por la comida...jejeje

Ya de madrugada, un segundo avión nos llevó en unas 9 horas hasta el aeropuerto de Kansai (que, afortunadamente, ya estaba operativo tras la inundación provocada por el supertifón Jebi). No se hizo excesivamente largo, aunque, de nuevo, yo no dormí nada por el "hype". Siempre me pasa lo mismo.

Desayuno 

Comida antes de aterrizar en Kansai

A media tarde, aterrizamos en el aeropuerto de Kansai. Pasamos la aduana, recogida de maletas...Todo organizadísimo y super eficiente, como siempre. Cuando nos quisimos dar cuenta los personajes de Super Mario nos estaban dando la bienvenida a Japón.

Así da gusto llegar a un país jejeje
Antes de poner rumbo a Osaka teníamos varios trámites importantes que hacer. El primero fue cambiar dinero (llevábamos bastante efectivo). Lo hicimos allí mismo, en el aeropuerto, y nos hicieron una tasa de cambio bastante razonable (e infinitamente mejor que la que nos ofrecían aquí los bancos). Lo segundo fue canjear los Japan Rail Pass (con fecha del día siguiente, eso sí, para aprovecharlos al máximo). 


Entre trámite y trámite Amir se nos escapaba con Pikachu...

Pika-pi!!!

Unos agentes de policía nos hicieron un control rutinario de pasaportes mientras aún estábamos en el aeropuerto. Aquello se convirtió en la primera oportunidad que tuve de poner en práctica mi japonés, aunque lo cierto es que el policía hablaba un español sorprendentemente bueno. Fue muy amable e incluso nos instó a preguntarle cosas "ya que le teníamos allí". De nuevo pudimos empezar a sentir la hospitalidad japonesa...el "omotenashi"...como lo llaman allí.

Lástima que no teníamos mucho que preguntar ya que habíamos mirado con anterioridad en la sagrada Hyperdia la manera más eficiente de llegar a Shin-Osaka (nuestra base de operaciones para los primeros días). Optamos por un tren de la línea Nankai, el Rapid. Esta linea privada que tiene unos trenes express de precio muy razonable, que nos llevaron a Namba en apenas media hora.

El diseño del tren también era muy chulo

Una vez allí hicimos transbordo al metro, unas pocas paradas, hasta Shin-Osaka. Realmente uno no es consciente al 100% de que está en Japón hasta que no estás a pie de calle. Los olores, el barullo de gente, los sonidos, la peculiar arquitectura y distribución de las calles japonesas...Es en ese momento cuando realmente tomas consciencia de donde estás y la aventura comienza de verdad. Para Alba tuvo que ser un choque cultural inmenso, como haber entrado de golpe en un universo alternativo... Para mi, es volver a sentirme como en mi segundo hogar.

En Shin-Osaka nos alojamos en un Bussiness Hotel bastante nuevo, de habitaciones pequeñas pero confortables, y con una buena relación calidad-precio. Fue un bajón no poder alojarnos en el Towa...como tantas otras veces...pero es que sus tarifas se han triplicado en los últimos años y no nos lo podíamos permitir.

Una vez hecho el check-in, fuimos a buscar algo de cenar.

Por suerte, a 2 minutos del hotel había un pequeño local de comida sencilla, de tickets, abierto hasta altas horas de la noche. Para un viajero con presupuesto ajustado eso es gloria bendita.

Como recordatorio y consejo en general. La manera más barata de comer en Japón es en los restaurantes de ticket. Ni combinis ni pollas.

Los precios...tal que así.... Cena por apenas 3 euros  
Alba disfrutando de su primera cena en Japón
Amir...fiel a su katsudon
Yo...Kitsune Udon. Gloria bendita, oiga...

 Ya con el estómago lleno volvimos al hotel. Habíamos recibido allí nuestro Pocket Wifi. En anteriores viajes nunca me había planteado alquilar uno, pero ahora que he viajado disponiendo de Internet en todo momento...realmente no se como podía sobrevivir sin él. Ya sólo por poder utilizar Google Maps, merece la pena.

Y nos fuimos a dormir. Aunque yo no dormí nada. Puto Jet Lag. Y eso que el día siguiente era intenso... pero eso ya os lo contaré en otro post.

MATA-NÉ!