Lo mejor de Kyoto

martes, 19 de febrero de 2019

Uno de los mayores retos a los que me enfrenté al organizar este viaje, fue el condensar Kyoto en muy poco tiempo. Es una ardua tarea ya que, de todos es sabido, la cantidad de templos y lugares de interés que hay en la antigua capital son incontables. ¿Como disfrutar Kyoto si sólo dispones de un día sin morir en el intento? 

Para mi, sin duda, la respuesta está en combinar lugares muy famosos con otros más desconocidos. 

Nos levantamos muy temprano, clave si queríamos aprovechar el día. Bueno, yo llevaba despierta toda la noche a causa del Jet Lag... pero como ya sabéis me pasa cada vez que viajo a Japón así que mi insomnio no me sorprendió (aunque sí hizo que acabase el día reventada...)

Como os dije en la entrada anterior, escogimos un pequeño business hotel de cerca de la estación de Shin-Osaka como base de operaciones. Una de las mejores cosas de este hotelito (porque era muy peque) era que entraba un desayuno tipo buffet. 

Siempre echaré de menos el superdesayuno del Towa... pero la verdad es que el poder elegir en un buffet siempre se agradece y tanto la variedad como la cantidad eran bastante buenas.

Y podías repetir matcha latte tanto como quisieras...con eso ya me tenían ganada. 

Desayuno de Amir
Mi desayuno

Como teníamos el Japan Rail Pass activado, cogimos el primer shinkansen que pasó en dirección a Kyoto, y en apenas 15 minutos estábamos allí.

Me esperaba encontrar la estación de Kyoto más deteriorada por el supertifón que hacía nada había afectado a la región de Kansai, pero lo cierto es que (salvo por algunas casas deterioradas y árboles arrancados) nada parecía indicar que hacía pocas semanas que se había producido una catástrofe de la magnitud que fue (recordemos que incluso el aeropuerto de Kansai se inundó...)

Cogimos un autobús en dirección al Eikan-do. No es el templo más bonito de Kyoto, pero para mi sus jardines son de los más preciosos de todo el país, especialmente en época de momiji. Nosotros no los pillamos en pleno esplendor, sólo algunos arces se habían teñido de rojo y los colores anaranjados apuntaban aún sobre el predominante verde. Aún así nos pareció una pasada de bonito, y apenas había gente, gracias a lo cual pudimos disfrutar de un par de horas muy tranquilas paseando por allí.









Nuestra siguiente parada se encontraba en el barrio de Gion. No habíamos comprado bono-bus, así que decidimos ir andando. Si dispones de tiempo, caminar por la ciudad de Kyoto siempre es un placer y te vas encontrando un montón de lugares sorprendentes que nunca habrías imaginado.
Aruba haciendo uso de su primera VENDING MACHINE

El siguiente templo que visitamos es el Kennin-ji. Nuestro mayor descubrimiento en el viaje de 2013. Un templo chiquitín, escondido en pleno barrio de Gion, en el que la mayoría de turistas extranjeros -afortunadamente-no repara. Y es sin duda uno de mis lugares favoritos de la ciudad.

Lo tiene todo. Un dragón la ostia de acojonante, un jardín zen, un patio interior precioso, estancias de tatami donde descansar...si sólo tienes tiempo de ir a ver un templo en Kyoto...ven a ver este. Que le den al Kiyomizu-dera y al templo dorado....





Aruba sa enfadaaaao
Hello again

Pasamos un buen rato en el templo, porque los templos de Kyoto hay que disfrutarlos...sino no tienen gracia ninguna. Y al salir, como el hambre apretaba, acabamos en un pequeño restaurante de tempanyakki (plancha japonesa) donde tomamos unos okonomiyaki y unos yakisoba que nos supieron a gloria bendita. 

El maestro de las paletas
Porn food
Aquí tengo carucha porque me estaba dando "bajona" de no haber dormío...
Al salir de comer ya casi estaba anocheciendo, así que intentamos ir a chafardear a la zona de Higashiyama en busca de algún souvenir, y a hacer alguna foto de la siempre preciosa Yasaka Pagoda. Uno de los rincones más fotografiados de Kyoto.

Por el camino nos encontramos con este perrete, que posaba para deleite de su "público" cual "idol" profesional.



Yasaka Pagoda

No nos dio tiempo a ver muchas tiendas porque muchas ya cerraban (recordad niños, en Japón todo cierra muy temprano), pero sí a agenciarnos un heladido.

Yo fui a lo seguro con el Matcha y Aruba, que le gusta vivir al límite, escogió el de Sesamo negro.
Por cierto, el helado de sésamo negro está que te cagas. El karma recompensa a los valientes.

Cogimos un bus (petado de gente...por cierto) de vuelta a la estación de Kyoto, donde cogimos otro tren hasta llegar a Osaka. Esta vez nuestro destino fue Umeda. Teníamos pensado subir al Umeda Sky Building para admirar las vistas...pero la cosa no salió como planeábamos.

Para empezar, y aunque el edificio es enorme y se ve enseguida, nos costó un dolor de muelas llegar. Ni con google maps (el "amigui") conseguíamos dar con el camino correcto! Una vez allí subimos a la última planta, pero no al mirador de pago. No podías subir a la planta más alta ya que estaba cerrada por remodelaciones (quizás algún desperfecto post-tifón) y no nos sedujo la idea de pagar para tener solo la experiencia "a medias". Además siendo de noche y nublado como estaba...

Total, que no subimos.

En el mismo edificio, en el sótano, hay un espacio de restaurantes decorado como si fuese una ciudad antigua (periodo postguerra, diría yo)  muy molón, pero cuyos restaurantes se nos salían del presupuesto.
Tristes con el perrete triste porque no podemos cenar aquí...
El Umeda Sky building...asignatura pendiente para la próxima...
Cogimos el tren de regreso a nuestro hotel, y acabamos cenando en el siempre conveniente, maravilloso y barato...restaurante de tickets!

Katsudon con sopita soba
Y sin más, nos fuimos al hotel a descansar un poco nuestras doloridas piernas. Mañana más.