Enamorados de Shirakawa-go

miércoles, 12 de junio de 2019

Después de dormir a pierna suelta, amanecimos temprano en Shirakawa-go. Estaba lloviendo así que bajamos a desayunar tranquilamente a la sala común, algo preocupados por si el tiempo empañaba nuestra visita o se suspendían los actos del festival previstos para esa mañana...
En el comedor común teníamos una cestita con nuestro número de habitación con todos los ingredientes necesarios para prepararnos un sencillo pero rico desayuno nosotros mismos. Aquello nos hizo sentir también como en casa, ya os dije que todo en aquel albergue resultaba muy acogedor.

Los ingredientes para nuestro desayuno
Nos quedó un breakfast muy instagramer...no?
 Mientras hacíamos tiempo a ver si paraba la lluvia...estuve hablando con una de las dueñas del albergue, que era encantadora, y estaba muy sorprendida de que supiese algo de japonés.

Al loro con el plano super cuqui de la zona que ofrecían en el albergue...

Me encanta lo de "dainger!"

Tuvimos suerte y la lluvia cesó (será cosa de los kamis...) así que bajamos a ver el desfile sintoísta del festival. No os exagero cuando os digo que aquello era una cosa pequeñita "muy de barrio" y que éramos absolutamente los únicos extranjeros allí. Cuando llegamos estaban todos desayunando algo animadamente y nos quedamos en un rincón intentando no molestar...pero la dueña de nuestro albergue nos vio y nos instó a acercarnos y unirnos a la fiesta, buscándonos un sitio privilegiado para ver el espectáculo.

Detalle del obi del precioso kimono de una niña
jóvenes sacerdotisas shinto, llamadas "miko" 
Esta señora era tan adoraaaable

De nuevo los niños y la danza del León
Este señor debía ser el alcalde o alguien importante...
Grandes y pequeños participaban del desfile
Por fin pudimos ver a los tipos de debajo del León!!!

Sacerdote shinto y su séquito
El desfile avanzando hacia las afueras del pueblo
Dejamos a los lugareños continuar con su fiesta y nos dirigimos a la zona más turística de Shirakawa-go, aquella que aparece siempre en las guías y que es Patrimonio de la Unesco.  Lo primero que hicimos fue subir al mirador para admirar la aldea desde arriba. Había 2 caminos para subir, uno por carretera y otro por bosque. Por supuesto, y como buenos fans de la naturaleza, optamos por el segundo.



El río Shogawa
Subidita al mirador


Al llegar arriba y divisar entre los árboles las casitas de Shirakawa, nos parecía todo sacado de un cuento de fantasía. La neblina de aquella mañana, que no dejaba ver del todo las montañas de alrededor, aún aumentaba más la sensación de estar en un lugar mágico y especial.




Al mal tiempo buena cara!!!


Después de hacer un montonazo de fotos, bajamos por la carretera hacia el pueblo. Caía una ligera llovizna que apenas duró media hora, y nos pusimos a visitar cada rincón de Shirakawa. Las peculiares casitas, construidas en el estilo gasshoo-zukuri, tienen esos peculiares y gruesos tejados inclinados para que la nieve no se acumule en ello y resistan bien el invierno. Muchas de ellas albergan tiendas de souvenirs encantadoras, son museos en si mismas, e incluso se pueden utilizar de alojamiento (nada barato pero no dudo que muy auténtico) para pasar la noche.

Y ahora, antes de seguir, un monográfico de flores de Shirakawa-go (porque puede haber primavera en otoño)











Shirakawa-go es un lugar para perderse en los detalles, y caminarla y disfrutarla con calma fue un placer. Había turistas, sí, es un lugar muy conocido y que mencionan (con razón) todas las guías de viaje. Pero al contrario que en Kyoto, era un turismo no masificado y no molesto. O quizás es que tuvimos suerte y era un día poco concurrido.

Sólo puedo decir que nos enamoramos de Shirakawa. Nos habríamos quedado allí días, semanas, a vivir.

¿A que parezco un duende del bosque? 


Nos queremos quedaaaaaaaaaaar
Nos estamos quedando locos con Shirakawa
La mascota de Hida everywhere...
Familia de Tanukis molones 


So happy





Al final el día se quedó precioso!!
Hasta si miras al suelo verás cosas bonitas...
Sake edición especial "Your Name" 
Chavales de instituto de excursión 

En plan angelicales






Lo sé. el 90% de esta entrada van a ser fotos. No me veo capaz de elegir menos. El Shirakawa, y es todo precioso y cuqui.

Interior de una de las casas de Shirakawa




Y para acabar... un perrete vestido de Yokai Watch que nos encontramos en el baño. YEEES JAPAN

Holi

Como habréis imagino, se nos pasó la mañana y casi la hora de comer. Tanto que la mayoría de restaurantes habían cerrado y ya nos veíamos tirando de combini one more time.

Por suerte, in extremis, encontramos un restaurante especializado en Udon que aún estaba abierto. Y encima fue todo un acierto, ya que tanto el local -muy autentico- como la comida estaba deliciosa.

El interior del restaurante 
Tempura Udon
Set de curry Udon
Itadakimasu


Y ya después de comer tocó acercarnos a nuestro albergue a recoger las mochilas (que amablemente nos habían guardado) y coger el autobús que nos llevaría a nuestro siguiente destino: Kanazawa.

Me llamaron mucho la atención los carteles que había en los lavabos de la estación, que dejaban muy claro como NO dejar los baños. Ahí sí que se notaba que era una zona turística y deben estar hasta las narices de la gente antihigiénica...

Don't fuck with japanese toilets...

En el bus, pasando túneles y más túneles

Aproximadamente en 1.30h llegamos a Kanazawa. Fue un cambio de rollo bastante intenso. Todo el encanto y la magia de Shirakawa se esfumó en un momento mientras entrábamos en aquella ciudad anodina.  Quizás es que era noche cerrada (aunque no era mucho más tarde de las 18h) pero nos pareció que la ciudad tenía poca vida. Ni rastro del bullicio de otras ciudades japonesas...

Gracias a Google Maps encontramos bien nuestro hotel, aunque éste estaba algo más alejado de lo que teníamos previsto. Suerte que no teníamos que cargar con maletas ya que las habíamos enviado previamente con Takyubin.

El guesthouse donde nos alojábamos tenía un aire hipster bastante intenso. Pero era nuevo y el staff muy amable. Hablaban un perfecto inglés, nos explicaron el funcionamiento de las salas comunes, nos dieron un descuento para el pub de la planta baja...Todo muy "cool" pero muy frío. O quizás fue el contraste con el albergue de Shirakawa...aquella casa vieja que nos hizo sentir tan en casa.

Aquí todo estaba impecable pero a la vez nos parecía algo occidentalizado. Pero bueno, supuestamente Kanazawa albergaba tesoros culturales a la altura de Kyoto (barrio de geishas, de samurais, uno de los jardines más famosos de todo Japón...) No podía ser tan malo.

Lo que sí fue malo aquella noche fue nuestra cena. Ramen de combini y birra. No fuimos capaces de dar con un sitio donde cenar decente... La zona de nuestro hotel era puramente residencia y a las 8 de la noche reinaba el más absoluto silencio y la más abrumadora oscuridad. Que lejos quedaba Dotombori!!!

En fin...los contrastes de Japón. Podréis leer más sobre el día que pasamos en Kanazawa en la próxima entrega de las "Crónicas Japoneses"

La cena del gaijin loser
KAMPAI