Hoy os voy a hablar del día que fuimos a
Nikko, visita ineludible para todo viaje a Japón que se precie de serlo. Es otro de los sitios protegidos por la UNESCO que visitamos. Y la verdad es que es alucinante.
Salimos de Tokio temprano, porqué Nikko pilla a 2 horas de camino. Primero cogimos un shinkashen (los adoro, snif) y luego un cercanías algo más sencillito, donde prácticamente el vagón entero eramos turistas que íbamos a Nikko. De estos trenes, destacar que es genial ponerse delante del todo y mirar la vía. Fue mágico ver aparecer al fondo las montañas nevadas de Nikko. Absolutamente preciosas.
La vista desde el primer vagón (si, me pasé medio trayecto asomada por la ventanita tocando los huevos al conductor XD)
El cercanias en cuestión...ibas bastante lleno al principio (luego se fue despejando y pudimos sentarnos e incluso hubo quien dormitó un poco XD)
Luis encantado con la maquinita del señor de al lado...
Dani cayó en un sueño tan profundo, que nos divertimos haciendole putaditas, como "finishers" y sustraerle todas sus cosas sin que se diera cuenta ... XDDDDD
Alrededores de la estación JR de Nikko. ¿Alucinante, eh? Las montañas eran preciosas...
Una vez allí, y tras comprobar que hacía un frío de la ostia, cogimos un autobús que te deja en la zona de los templos.
Primero visitamos el famoso
puente Shinkyo, una de las imágenes más emblemáticas de Nikko. Un poco más arriba entramos en el recinto de los templos propiamente dicho, marcado con un torii descomunal, que sin embargo parecía enano comparado con los árboles milenarios que lo rodeaban. También nos sorprendió la “marea humana” que subía y bajaba. Definitivamente, Nikko es uno de los destinos turísticos estrella para los japoneses.
El puentecico
Detalle de una fuente (los dragones mooooooooolan)
Yo y Luis...frente a la "entrada" a los templos
Una vez dentro vimos autenticas maravillas. La pagoda de Thoshogu (la más bonita que recuerdo de Japón), el mausoleo Toshogu, con el famoso establo donde están las esculturas de
los tres monos sabios
Yo con cara entrañable frente a la pagoda más bonita de Nikko.
Los tres famosos monetes...(ay los monenteeeeeees)
El posado estúpido pero obligatorio...
Los tres monetes...en versión kawaii ^^
La verdad es que hay tantos templos, tanta gente…tienes los sentidos tan sobresaturados que costaba apreciar realmente lo que tenías alrededor. Ahora lo miro en las fotos y alucino.






También recuerdo contemplar con bastante estupor como las japos, invulnerables al frío y sobrehumanas, se dejaban ver de “excursión” con mini-shorts y taconazos. En serio….es que no os podéis imaginar el frío que hacía….XDDDD
Yo tapada hasta las cejas mientras Dani se compadece de mi...XDDD
Las japonesas tienen un problema de falta de sensibilidad en las piernas...serio.
Me daba un frio solo de verlas...También tuvimos ocasión de ver una boda tradicional, que se estaba celebrando en uno de los templos, y que causó bastante expectación entre los turistas occidentales, para disgusto de la familia, imagino…
Una vez vistos todos los templos, el hambre y el frío empezaron a hacer mella en nosotros, por lo que bajamos a la zona comercial en busca de un bareto típico japo que nos cocinara algo calentito. Allí bebí del cuenco de sopa más grande que he visto en mi vida. XDDD Pero nos sentó de maravilla.

Mmmmm...rico ricooo
Yo apurando "El gran calderoooo"
Después de eso nos dimos al consumismo y hasta compramos bombones con forma de monitos sabios super “kawaii” (típico de allí XD). Como se nos había hecho muy tarde, desistimos de visitar las cataratas Kegon, pues anochecería en el trayecto. Una lástima.
Un altar de Kity...y os reís cuando digo que allí la tienen canonizada....
Monetes de chocolate...mmmmmComo anécdota final, decir que el día de Nikko fue el peor día de mis anginas. Lo pasé francamente mal y el día, para mi, quedó algo deslucido. No pude apreciar del todo lo genial que era lo que me rodeaba. XD Recuerdo entrar en una comisaría típica japo a preguntarles a los amables polis donde podíamos encontrar una farmacia (en Japón no es nada fácil…hay muchas “parafarmácias” pero pocas “farmacias” propiamente dichas, ya que los médicos suelen venderte las medicinas en los propios hospitales. Finalmente encontramos una, pero claro, no me vendieron antibióticos sin receta médica.
Aquella noche pude contactar con una amiga (gracias Jud -^ o ^-) que llamó a mi compañía de seguro, para ver que podíamos hacer para que me visitara un médico.

Y ahí comienza mi periplo por los hospitales japos y los aseguradores que no saben inglés…XDDD Pero eso ya os lo contaré otro día.
Mata ne!!!
PD: En el próximo capítulo….”Yoyo-gi park, Harahuku y Shibuya. Tengo antibióticos. Soy feliz. Soy feliiiiiiiiz” :P