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Toca dejar el paraíso y volver a la cruda realidad...

martes, 19 de mayo de 2015


Parece mentira...pero ya hemos llegado al final de nuestro viaje!!! Noooo!!! (suerte que en 2 meses me vuelvo a ir jejejeje). Aunque es algo que costaba de creer aquella mañana de verano, cuando despertamos -muy tempranito- en aquel onsen en medio de las montañas japonesas rodeados de la más absoluta tranquilidad. Pudimos darnos un último baño antes de irnos, aprovechando que a aquella hora casi no había nadie... :)

Después del bañito, tocaba llenar el estómago. Más que nada por ver como eran, yo pedí el desayuno japonés y Amir el occidental...y así lo probábamos todo jejeje. 

Desayuno japonés. Todo muy rico, excepto el nato (puag) 
Desayuno occidental. Todo muy rico...aunque la sopa no apetecía mucho XD

Nos quedaba poco tiempo, pero aún tuvimos tiempo de hacer un par de fotos a nuestra habitación, que estaba preciosa con la luz suave de aquella mañana nublada.

Amir con pocas ganas de levantarse del sillón

¡Nos queremos quedar aquiiii!

Ah! se me olvidaba. Aquella mañana encontramos el sentido que tenían todas las figuras y osos disecados que había por los pasillos. Y es que al otro lado del puente, por el lado contrario al que se va a los baños...había osos metidos en jaulas! Creo que los cazan para comérselos...aunque aún así lo de que los tengan allí encerrados, pobretes...no me termina de parecer bien. Pero bueno, no voy a entrar ahora en protestas animalistas que no toca...


Osico

Nos bajaron a la estación de tren en el mismo miniautobús que nos recogió a la ida, no sin antes obsequiarnos un CD de recuerdo y millones de reverencias que nos decían adios desde la puerta.
Cogimos el tren de vuelta a Tokio, y una vez allí nos dispusimos a hacer comprimas de última hora, pues hasta la noche no salía nuestro vuelo de vuelta a casa...

Ya he dicho alguna vez que Tokyo es la ciudad más práctica y funcional del mundo. Y me reafirmo en lo dicho. A cambio de un pequeño depósito, pudimos dejar todo nuestro equipaje en las taquillas de la estación más cercana a donde tendríamos que coger el Narita Express por la tarde, y dejarlas allí mientras íbamos de compras. Y mira que las maletas eran enormes, pero afortunadamente hay taquillas de todos los tamaños necesarios...

Fuck yeah taquillas!
 Ya ligeros de equipaje, nos dirigimos a Akihabara (espero que a estas alturas nadie se sorprenda) a comprar frikadas con los yenes en efectivo que nos quedaban disponibles(bueno, también sacamos un poco la visa a pasear, para que mentir...)

Me vuelvo locoooooo
Y para reponer fuerzas...a comer a comeeeer ricos manjares japoneses!!!

Rico taiyaki de pasta de azuki

No se quien inventó el curry-katsudon, pero OLÉ TÚ. OLÉ TÚ.

Más katsudón, que nos espera un viaje largo.

Las horas pasaron y llegó el momento de coger el Narita Express hacia el aeropuerto de Narita, donde   una tienda duty-free llamada Akihabara (sí sí....lo dicho...) con un montón de artículos de Ghibli nos mantuvo ocupados hasta que pudimos facturar y embarcar rumbo a Dubai.


Narita Express

No se quiere ir...

La escala en Dubai era de las largas, unas 5 horas...así que aprovechamos para explorar el aeropuerto a fondo, y la verdad es que es el aeropuerto más entretenido en el que he estado...y dentro de lo que cabe no se hizo muy pesado.


Decoración de la peli de Aladdin

Póngame medio kg de oro, por favor...Y 200 gramos de pipas.

El mobil con baño de oro...suena mejor...

¿Tabaco?

¿alcohol?

Sillones muy cómodos para sobar...lástima que los pillamos todos ocupados...

Desde esta especie de platillo volante se oían los rezos mañaneros...

Internet gratis! Esto si que mola...

Las palmeras dentro de la terminal...lo más

Todo muy decorado al rollo "Mil y una noches"

Y llegamos a España sin mayores incidentes, cansados, pero satisfechos con un viaje que, en todos los aspectos, había salido redondo. Tanto que no podíamos esperar más para repetir!!! Así que próximamente nos veremos aquí, en las crónicas de las crónicas japonesiles de 2015!!! Queda mucho por vivir y por contar!!! :)


La odisea de volver a casa ( con un paraguas katana )

viernes, 26 de julio de 2013

Y llegó el tan temido día de regreso, ese en el que sólo deseas que inventen un medio de teletransportarte a tu casa -con tus frikaditas- y ahorrarte los aeropuertos, las aduanas, las horas interminables de vuelo... pero por desgracia, como la gripe, el viaje de vuelta hay que pasarlo. Y intentar, dentro de lo posible, disfrutarlo como parte de la aventura.

Salimos del Edoya alrededor de las 5 de la mañana, rumbo al aeropuerto de Narita. Después de que nos ostiaran 2.400 yenes por el tren (el JRP ya nos había caducado...) pusimos rumbo al aeropuerto mientras desayunábamos en el tren los últimos dorayakis y melonpanes (snif snif)

De camino a Narita




Llegamos al aeropuerto con bastante tiempo, y nos pusimos a hacer cola en el abarrotado mostrador de Alitalia. Estábamos algo preocupados por el tema de los paraguas katana, por si acaso no podíamos llevarlos como equipaje de mano. Y efectivamente, cuando llegó la hora de facturar nos dijeron que "nanai". Después de establecer una conversación en modo bucle con la azafata "parece una katana" "pero es un paraguaas" "pero parece una katana" "pero ES un paraguaaaaaas" nos dijeron tajantemente que había que facturarlas. Y por facturar un bulto extra te ostiaban la nada despreciable cantidad de 100 euracos. Francamente, ya nos veíamos teniendo que abandonar nuestras 7 katanas bonicas en el aeropuerto. Pero esto es Japón, y Japón nunca defrauda. No se si les dimos penica, o que estábamos generando un atasco en la cola importante...o que eramos 10 gaijins y les dábamos miedo cabreados...la cuestión es que la chica de facturación nos consiguió una caja enorme donde, si cabían los paraguas y una maleta y no se excedía el peso máximo, no tendríamos que pagar ningún cargo extra. Y así lo hicimos, pasando así la primera prueba chunga de la gimnama de vuelta a casa.

Custodiando las maletacas...

Haciendo tiempo en la puerta de embarque
 Del vuelo en sí...lo que más tengo que remarcar en que fue jodídamente largo. Infernalmente largo. Más de 13 horas de vuelo. Pa haberse matao. Y además, aderezado por unas turbulencias estupendas a la hora de comer que nos tuvieron a Marina y a mi con la risa histérica durante un buen rato, y haciendo que los macarrones que me sirvieron me sentaran regular...con tanto tumbo. Con decir que no pudieron servir las bebidas...

Cuando la situación de estabilizó intenté dormir, vi algunas pelis, pasé todas las fotos al portatil...y entablamos conversación con un grupito de madrileños que también volvían a casa. El aburrimiento es tal que te pondrías a hablar con un ornitorrinco si te diese conversación -un saludo a los madrileños, si leeis esto XD gracias por amenizarnos la vuelta con vuestro vano intento de ligar jeje-.

Y el motivo principal por lo que el vuelo fue estresante...es porqué no las teniamos todas con nosotros de poder coger la conexión en Roma. Bueno, no es que lo tuviésemos mal, es que matemáticamente era imposible. Sin retrasos, a la hora estimada que aterrizaríamos en Roma deberíamos estar embarcando para Barcelona. Y, como he comentado antes, lo del teletransporte no lo tenemos muy dominado aún. Así que ya nos ves cambiandonos de asiento antes de aterrizar para poder salir cuanto antes y pegarnos unas carreras por el aeropuerto (que con lo entumecidas que teniamos la piernas...iban a ser espectáculares...)

Nos salvó la providencia. O mejor dicho. Un grupo adorable del inserso japonés que cantaba en una coral de la Costa Brava, y cuya monitora/acompañante se pasó las 13 horas dando por culo a las azafatas con el tema de no perder la conexión. Gracias a ellos cuando llegamos a la terminal había una señorita rubia estupenda con un cartel que ponia Barcelona y una lista de pasajeros en las manos. Nos estaban esperando. Casi le estampo un beso en los morros.

Hay un video muy gracioso que recoge la situación, pero básicamente nos saltamos todas las colas y controles y embarcamos directamente a nuestro vuelo en Barcelona, donde ya todo estaba listo y sólo quedaba que nos montásemos nosotros. Se hizo raro despegar cuando acababas de aterrizar pero se agradece la vida poder ganar ese tiempo...Eso sí, siempre que cojáis un vuelo internacional aseguraos de que la escala es humanamente posible de hacer, que te ahorras mucho estrés y luego salen ulceras estomacales.

Un par de horas después, increible pero cierto, estábamos en Barcelona. Y continuando con la potra que nos caracteriza, las 10 maletas llegaron sanas y salvas a nuestras manos. Y los paraguas katana también!!! (aunque uno se había roto un pelín...)

Vero abrazada a la maleta...XD no se si por cansancio o por las frikadas que llevaba dentro jeje

Foto finish EPIC WIIIIN JAPAN 2012 SUPERADO!!!



Y próximamente...como traca final y recompensa para todos aquellos que habéis estado pendientes y leyendo actualizaciones de este viaje, el montaje de video definitivo!!! Porqué 10 españolitos no hacen turismo sin hacer un poco-mucho-el gilipolllas. ;) JAPAN EXPRESS 2012: LA LEYENDA :P Estad pendientes de vuestras pantallas.





5 de abril de 2008 (Rumbo a Barcelona)

domingo, 22 de marzo de 2009

No se me ocurre mejor día que hoy (justo hoy hace un año desde que nos embarcamos en esta aventura japonesil...) para "cerrar" las crónicas, contándoos como fue nuestro último día de viaje...aunque no haya mucho que contar porqué la gran mayoría de él se desarrolló en un avión. jejeje.

Por supuesto el que se terminen las crónicas no significa que quiera dar por zanjado este blog. Como voy a volver a Japón (sí o sí, jeje) necesitaré un lugar para seguir con las crónicas, y relatar los preparativos del viaje. Mientras ese deseado regreso se produce (que puede pasar desde un año hasta...una eternidad XD) me dedicaré a hablar de lo que más me gusta, que es Japón y todo lo que le rodea. También apuntaré aquí los lugares que me gustaría visitar...como van mis progresos con el japonés...en definitiva un poco de todo, intentando no desviarme del tema principal del blog.

Pero antes...remontémonos al 5 de abril del año pasado.

Nos levantamos más temprano que ningún día, a eso de las 5 de la mañana, pues aunque quedarnos era una idea tentadora, en el fondo sabíamos que era mala idea perder el vuelo de regreso a casa. Ya teníamos las maletas hechas, por lo que en no demasiado tiempo nos vestimos, recogimos todo y salimos del Edoya. Nos despedimos con la mirada de aquel lugar se en pocos días se había convertido en nuestro hogar, y se hizo extraño, muy extraño pensar que esa noche ya no íbamos a dormir en nuestros futones.

Nada más salir a la calle nos sorprendió la claridad. No en vano estábamos aún en "el país del sol naciente", y nadie hubiese dicho que eran las 5 de la mañana. Eso sí, la tranquilidad de las calles era abrumadora, sólo de vez en cuando nos cruzábamos con alguna japonesa que regresaba a casa con aire cansado, renqueando en sus tacones...seguramente volviendo de una noche de bares...De camino entramos en un Lawson y compramos las últimas provisiones para desayunar.

Cogimos el metro hasta la estación principal de Tokio, donde cogeríamos el Narita Express. No hay mucho que contar sobre este rato, basta vernos las caras. XD

El reloj de la estación...para que veáis que no miento respecto a la hora.

Carillas largas...

Esperando el metro en la estación de Ueno

Tokio in the morning...

Antes de coger el Narita Express, algunos canjeamos nuestra tarjeta Pasmo, y nos devolvieron el dinero de la fianza. Otros, se la guardaron de recuerdo. Nuestro tren llegó con puntualidad japonesa. De hecho salió uno 2 minutos antes y...de haber estado en otro país, nos habríamos equivocado. Pero en Japón si el tren llega a y 38 min, llega a y 38, no a y 35. jejeje

Intenté mantenerme despierta en el Narita Express, disfrutando de la visión de las calles japonesas por la ventanilla, pero el madrugón dolía y acabamos todos cayendo dormidos (de hecho es inquietante como, durmiéndonos siempre, nunca nos pasáramos ninguna parada en todo el viaje, jeje)

Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

Mi último Van Houten Cocoa...snif...echaré de menos su sabor. Totalmente diferente a cualquier otro batido de chocolate.


Llegamos a Narita con bastante tiempo, pues nuestro avión aún no tenía puerta asignada. Pasado un rato, tuvimos que hacer una cola enorme para pasar el primer control de seguridad. Tuvimos suerte, dentro de lo que cabe. Sólo Meritxell tuvo algunos problemillas para pasar...de hecho, sería el inicio de un viaje de vuelta bastante caótico para la pobre...

Una vez establecido el "campamento base" en la puerta de embarque, nos dimos cuenta de que nuestro vuelo estaba un pelín retrasado. Como nos sobraba tiempo, y aún nos quedaban yenes por gastar, íbamos por turnos a dar vueltas por las tiendas del aeropuerto, comprando algún que otro recuerdo de última hora, y también comida para picar. La mayoría acabamos comprando pastelitos y dulces, pues es la típica cosa que acabas dejando para última hora por miedo a que se estropeen. Yo por mi parte también me comí una hamburguesa (rarísima, por cierto...) y compré un onigiri para comérmelo en el avión. Al final me habían sobrado poco más de 1000 yenes, por lo que guardé las monedas que me quedaban de recuerdo, junto a un billete de 1000 yenes.

Narita...enoooorme aeropuerto

Dani haciendo guardia en el "campamento base"...prácticamente sepultado por

Como véis, las bolsas se llenaron hasta el límite de sus posibilidades. Aún puedo oir costuras crujir...


Subimos al avión, y empezó la tortura. Para empezar despegamos algo más de una hora tarde...por lo que nuestro tiempo para hacer el transbordo se reducía. Meritxell, que cogía otro enlace distinto...no pudo llegar a tiempo y tuvo una movida increible para llegar a Barcelona.

De las 12 horas de vuelo...recuerdo poco, y eso que no dormí absolutamente nada (eso de que para tu cuerpo sean las 12 de la noche pero te siga dando el sol en la cara...era demasiado desconcertante XD). Como estaba en pasillo, aproveché para levantarme más y darme pequeños paseos por el avión, aliviando así las piernas de estar tanto rato sentada. Recuerdo comer muchas veces (hasta el punto de no saber que comida era la que nos estaban dando...si desayuno, cena o que...) y ver un par de pelis (dios mio que mala es "Soy leyenda"...) La verdad es que el viaje de vuelta se me hizo bastante más largo que el de ida. Pero eso es algo que suele pasar, en el de ída la emoción hace que lo vivas de forma distinta, y que disfrutes más del viaje. En el de vuelta sólo quieres llegar YA a casa. jejejeje

Montañitas japonesas


Adiós Japón...snif

Sobrevolamos zonas donde debía hacer un pelín de frío...XD

Aterrizando en Londres...POR FIN

Al llegar a Londres estábamos francamente cansados, y algo agobiados porqué no íbamos lo que se dice sobrados de tiempo para coger el enlace. Vamos, las condiciones ideales para que a una de las "entrañables" personas de seguridad se le antojara examinar el equipaje de Luis detalladamente. No sólo nos quitó unas espadas pequeñitas de juguete (que erán de plástico!!!!) porqué podían hacer daño (¿WTF! y los juegos de cuchillos completos que vendían en el avión?) sino que además fue bastante desagradable, y no se daba prisa por mucho que le insistieramos en que teníamos mucha prisa. Fue un momento para olvidar, la verdad, y el cansanció -al menos en mi caso- hizo que nos pudiésemos de bastante mal humor.

Poco después cogimos un autobús que nos llevaba a la Terminal adecuada, donde nuestro vuelo ya hacía rato que estaba embarcando, por lo que tuvimos suerte de no perderlo. Del vuelo a Barcelona no recuerdo apenas nada, pues Luis y yo caimos dormidos al instante, y no nos despertamos ni para tomar la cena que nos daban.

Y por fin...Barcelona desde las alturas. La rutina y nuestras vidas nos esperába allí abajo.


Uno de nuestros grandes miedos (la pérdida de maletas) por suerte no se cumplió, y tras esperar un ratito pudimos recoger nuestras cosas, especialmente aquel pedazito de Japón que traíamos con nosotros, en forma de regalos y recuerdos.

Nuestros respectivos padres habían tenido la amabilidad de irnos a recoger, por lo que allí nos despedimos. Se hizo un poco raro, después de haber convivido juntos aquellos 15 días, en aquel lugar tan especial que es Japón. Creo que eso formó un vínculo entre todos que nunca se perderá.

Cuando llegué a casa, intenté atropelládamente explicarle a mis padres muchas cosas...todo lo que había vivido y conocido...pero...de repente mi cuerpo me recordó que llevaba más de 24 horas sin dormir...por lo que dejamos los regalos, las fotos, las anécdotas...para el día siguiente.

Lo que sí es cierto es que uno nunca es el mismo cuando vuelve de un viaje así. Un viaje siempre te enriqueze, en todos los sentidos, y te enseña muchas cosas, sobre los demás y sobre ti mismo.

Por mi parte...no sólo dejé en Japón una gorra olvidada y un paraguas. Dejé allí parte de mi. Pero también me traje muchas cosas conmigo. Materiales y, las más importantes, las que llevaré siempre dentro. La experiencia de todo lo visto y todo lo vivido. La promesa de que aquello sigue allí esperando que algún día volvamos. Y volveremos.


FIN