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Visitando Inari y Arashiyama...¡que montonera de gente por Crom!

lunes, 4 de marzo de 2019


Segundo (y último) día en Kyoto. Esta vez nos ibamos a centrar en visitar Fushimi Inari y la zona de Arashiyama. Dos imprescindibles, sí, pero que están tan congestionados de turismo que pueden resultar un poco agobiantes si no lo tomas con filosofía.

A pesar de que madrugamos bastante, cuando llegamos a Fushimi Inari ya estaba abarrotado de gente. De hecho la aglomeración de la misma estación de Inari no hacía presagiar nada bueno. Aún así, allá que nos fuimos para que Alba pudiese ver uno de los lugares más emblemáticos de Japón.

Pero la cantidad de gente que había le quita, hoy por hoy, mucho encanto. Lejos ha quedado ya la sensación de paz y espiritualidad que se respiraba allá por 2008 en mi primer viaje, cuando lo único que te encontrabas por el camino eran gatos callejeros, no hordas de chinos haciéndose selfies.

Aún así lo pasamos bien, hicimos unas fotos cachondísimas y hasta logramos hacer alguna en la que los toris se viesen bien y sin gente (tarea que es en si mismo un acto de paciencia brutal...) Como no nos estaba emocionando demasiado, ni siquiera llegamos a subir arriba del todo. En lugar de eso, cogimos un camino de bajada "alternativo" sin gente que nos regaló las mejores fotos y los mejores momentos de la mañana. Y es que Japón tiene esa magia, puedes estar en un sitio abarrotado y a la que tuerces una esquina y te sales del camino marcado de repente estás en un templo donde el único sonido que escuchas es el de los insectos que revolotean por el bosque.

Aruba pidiéndole a los kamis que toda esa gente se vaya a casa...
Intento de selfie número 1
Intento de selfie número 2
Intento de foto normal número 67...
Intento de foto normal núm...bah da igual
"Komorebi"
El sitio sigue siendo precioso a pesar de todo... 


Monguers por el mundo
Mini estanque con Mega carpas
La decoración otoñal de la puerta de esta casita me llegó al kokoro...
Una vez de vuelta y comprados los souvenirs de rigor, nos dirigimos en tren hacia la zona de Arashiyama. He de decir que es de mis zonas favoritas de Kyoto y siempre me gusta volver. El templo Tenryu-ji es de esos lugares de los que no te cansas. Allá que nos fuimos nada más llegar, a disfrutar de sus salas de tatami y de su precioso jardín. A pesar de lo turistico que es, es lo bastante amplio como para que los demás turistas no te chafen la experiencia, y es una delicia simplemente sentarse allí y contemplar el estanque con las montañas de Kyoto de fondo. Vayas en la época del año en la que vayas, está bonito. Es siempre como ver un cuadro.

Jardines preciosísimos del Tenryu.ji
Cuando estás DONDE QUIERES ESTAR
y CON QUIEN QUIERES ESTAR 

"Actuad con normalidad"...(el señor de detrás se pregunta que ha hecho Japón para merecer esto...)
Cuando todo lo que te rodea es precioso, te sale esta sonrisa
Aruba en plan "yo me quedo aquí"
Cuando agotamos la borrachera de fotos allí, nos dirigimos al ultrafamoso bosque del bambú, que más que un bosque es una callecita (abarrotada de turistas, one more time) , pero donde también hicimos unas fotos muy divertidas y nos reímos mucho. De hecho, fue de los días del viaje en los que más nos reímos.

El camino del bambú nos importa un pepino..
¿Tas enterao?
Bambú y más bambú
Una vez de vuelta a la calle principal nos fuimos a comer algo. Como era tarde para ir a un restaurante tiramos de picoteo, corokke (este año ha sido la comida estrella XD) y unas gyozas tirando a picantes de un combini que había por allí. Después compramos los típicos y deliciosos Yatsuhashi (pecado pasar por Kyoto y no probarlos) y dimos un paseo por la zona, nos acercamos a ver el "bosque de kimonos", un lugar que, a imagen del bosque del bambú, sustituye el bambú por unos preciosos postes decorados con estampados de kimono, Merece la pena acercarse ni que sea a hacerse una foto. Después fuimos al puente Togentsukyo que atraviesa el rio Hozu, una de las estampas más típicas y pintorescas de la zona.

Korokke pal body 
Foto del bosque de los kimonos...con kimono de fondo. Y Aruba mimetizándose con el entorno gracias al estampado de su camiseta XDDD
Pero no llegamos a cruzarlo, porque nos vimos abducidos por un café de búhos. Y no pudimos evitar acabar entrando a ver de cerca a búhos y lechuzas (aunque algunos tenían muy mala gaita y no se dejaban tocar jeje) Fue una experiencia diferente y curiosa, y Japón también es eso. No todo van a ser templos y naturaleza.

What the f...are you doing hooman????
"Mira Merche, este es todo el momiji que vas a ver en Kyoto"
"Un poquito más a la derecha...ahí ...ahí..."

En fin....

WTF HOOMANS....!!!! (Amir segundos antes de ser atacado XD)

Después de este interludio con plumas, nos dirijimos a Osaka. A la mítica Dotombori.

No se si lo he dicho ya aquí, pero a mi me encanta Osaka. Y mira que me ha tratado mal (he tenido experiencias regulares en otros viajes) pero la adoro. Dotombori me parece otro planeta. Me parece estar dentro de una peli. Me parece que en esas calles sucias y ruidosas de neones estridentes, cualquier cosa puede suceder. Los sonidos y los olores de Dotombori te violan la mente a todos los niveles. Y allí que nos fuimos, a que Aruba lo flipase todo y a buscar un sitio bueno/bonito/barato donde cenar. Al final acabamos en un local guarro de tickets, donde cenamos de puta madre por cuatro duros.Y pasamos una tarde divertida y memorable en uno de los sitios que considero imprescindibles en cualquier viaje a Japón. Por que, de nuevo, Japón también es eso. El contraste entre el zen de un templo y el barullo de un zona de ocio nocturno.

Están mu locas....
Ay mi madre cuantas luces....
Dotombori en pleno esplendor...

"Me peta la cabeza"
El "Donki" de Dotombori me sigue dejando con la boca abierta siempre que voy....
Ojo al photobomb XD
Mi cena
La de Amir ¿o Aruba?
La de Aruba ¿o Amir?
"OSAKA ME PONE PERRAKA"
Haciendo amiguis
Y sin más, volvimos a la zona de Shin-Osaka para dormir la última noche en nuestro hotel allí. Tocaba la primera "mudanza" de las muchas que haríamos en el viaje. Quedaba tanto por vivir!!!






Lo mejor de Kyoto

martes, 19 de febrero de 2019

Uno de los mayores retos a los que me enfrenté al organizar este viaje, fue el condensar Kyoto en muy poco tiempo. Es una ardua tarea ya que, de todos es sabido, la cantidad de templos y lugares de interés que hay en la antigua capital son incontables. ¿Como disfrutar Kyoto si sólo dispones de un día sin morir en el intento? 

Para mi, sin duda, la respuesta está en combinar lugares muy famosos con otros más desconocidos. 

Nos levantamos muy temprano, clave si queríamos aprovechar el día. Bueno, yo llevaba despierta toda la noche a causa del Jet Lag... pero como ya sabéis me pasa cada vez que viajo a Japón así que mi insomnio no me sorprendió (aunque sí hizo que acabase el día reventada...)

Como os dije en la entrada anterior, escogimos un pequeño business hotel de cerca de la estación de Shin-Osaka como base de operaciones. Una de las mejores cosas de este hotelito (porque era muy peque) era que entraba un desayuno tipo buffet. 

Siempre echaré de menos el superdesayuno del Towa... pero la verdad es que el poder elegir en un buffet siempre se agradece y tanto la variedad como la cantidad eran bastante buenas.

Y podías repetir matcha latte tanto como quisieras...con eso ya me tenían ganada. 

Desayuno de Amir
Mi desayuno

Como teníamos el Japan Rail Pass activado, cogimos el primer shinkansen que pasó en dirección a Kyoto, y en apenas 15 minutos estábamos allí.

Me esperaba encontrar la estación de Kyoto más deteriorada por el supertifón que hacía nada había afectado a la región de Kansai, pero lo cierto es que (salvo por algunas casas deterioradas y árboles arrancados) nada parecía indicar que hacía pocas semanas que se había producido una catástrofe de la magnitud que fue (recordemos que incluso el aeropuerto de Kansai se inundó...)

Cogimos un autobús en dirección al Eikan-do. No es el templo más bonito de Kyoto, pero para mi sus jardines son de los más preciosos de todo el país, especialmente en época de momiji. Nosotros no los pillamos en pleno esplendor, sólo algunos arces se habían teñido de rojo y los colores anaranjados apuntaban aún sobre el predominante verde. Aún así nos pareció una pasada de bonito, y apenas había gente, gracias a lo cual pudimos disfrutar de un par de horas muy tranquilas paseando por allí.









Nuestra siguiente parada se encontraba en el barrio de Gion. No habíamos comprado bono-bus, así que decidimos ir andando. Si dispones de tiempo, caminar por la ciudad de Kyoto siempre es un placer y te vas encontrando un montón de lugares sorprendentes que nunca habrías imaginado.
Aruba haciendo uso de su primera VENDING MACHINE

El siguiente templo que visitamos es el Kennin-ji. Nuestro mayor descubrimiento en el viaje de 2013. Un templo chiquitín, escondido en pleno barrio de Gion, en el que la mayoría de turistas extranjeros -afortunadamente-no repara. Y es sin duda uno de mis lugares favoritos de la ciudad.

Lo tiene todo. Un dragón la ostia de acojonante, un jardín zen, un patio interior precioso, estancias de tatami donde descansar...si sólo tienes tiempo de ir a ver un templo en Kyoto...ven a ver este. Que le den al Kiyomizu-dera y al templo dorado....





Aruba sa enfadaaaao
Hello again

Pasamos un buen rato en el templo, porque los templos de Kyoto hay que disfrutarlos...sino no tienen gracia ninguna. Y al salir, como el hambre apretaba, acabamos en un pequeño restaurante de tempanyakki (plancha japonesa) donde tomamos unos okonomiyaki y unos yakisoba que nos supieron a gloria bendita. 

El maestro de las paletas
Porn food
Aquí tengo carucha porque me estaba dando "bajona" de no haber dormío...
Al salir de comer ya casi estaba anocheciendo, así que intentamos ir a chafardear a la zona de Higashiyama en busca de algún souvenir, y a hacer alguna foto de la siempre preciosa Yasaka Pagoda. Uno de los rincones más fotografiados de Kyoto.

Por el camino nos encontramos con este perrete, que posaba para deleite de su "público" cual "idol" profesional.



Yasaka Pagoda

No nos dio tiempo a ver muchas tiendas porque muchas ya cerraban (recordad niños, en Japón todo cierra muy temprano), pero sí a agenciarnos un heladido.

Yo fui a lo seguro con el Matcha y Aruba, que le gusta vivir al límite, escogió el de Sesamo negro.
Por cierto, el helado de sésamo negro está que te cagas. El karma recompensa a los valientes.

Cogimos un bus (petado de gente...por cierto) de vuelta a la estación de Kyoto, donde cogimos otro tren hasta llegar a Osaka. Esta vez nuestro destino fue Umeda. Teníamos pensado subir al Umeda Sky Building para admirar las vistas...pero la cosa no salió como planeábamos.

Para empezar, y aunque el edificio es enorme y se ve enseguida, nos costó un dolor de muelas llegar. Ni con google maps (el "amigui") conseguíamos dar con el camino correcto! Una vez allí subimos a la última planta, pero no al mirador de pago. No podías subir a la planta más alta ya que estaba cerrada por remodelaciones (quizás algún desperfecto post-tifón) y no nos sedujo la idea de pagar para tener solo la experiencia "a medias". Además siendo de noche y nublado como estaba...

Total, que no subimos.

En el mismo edificio, en el sótano, hay un espacio de restaurantes decorado como si fuese una ciudad antigua (periodo postguerra, diría yo)  muy molón, pero cuyos restaurantes se nos salían del presupuesto.
Tristes con el perrete triste porque no podemos cenar aquí...
El Umeda Sky building...asignatura pendiente para la próxima...
Cogimos el tren de regreso a nuestro hotel, y acabamos cenando en el siempre conveniente, maravilloso y barato...restaurante de tickets!

Katsudon con sopita soba
Y sin más, nos fuimos al hotel a descansar un poco nuestras doloridas piernas. Mañana más.