Yamadera: El tesoro sobre los 1000 escalones.

domingo, 20 de octubre de 2019

Amanecimos en Sendai, ilusionados por el día de excursión que teníamos por delante. En un primer lugar, queríamos visitar Yamadera por la mañana y la bahía de Matsushima al anochecer. Sin embargo, entre que Yamadera nos entretuvo más de lo previsto y que en Japón anochece muy pronto... finalmente decidimos sólo ver Yamadera y después pasar el resto de la tarde-noche en Sendai, una ciudad que nos había sorprendido mucho para bien.

Tras aproximadamente una hora de trayecto en una linea JR local, llegamos a la estación de Yamagata, donde tras un breve transbordo llegamos a la estación de Yamadera. El nombre significa literalmente "templo de la montaña", y durante muchos años ha sido un "power spot" muy importante en la región y en todo Tohoku.  Desde allí hay un breve trayecto hasta el templo principal, desde donde parten los escalones de subida.

Nada más llegar, nos dimos cuenta de que habíamos escogido un momento especial. Un pequeño grupo de personas, vestidas de modo tradicional, estaban realizando la ceremonia del té allí mismo, al aire libre, e invitaban a todo el mundo que lo deseara a participar en ella, degustando un delicioso matcha junto con una galletita dulce. Nosotros, tras mostrarnos un poco tímidos (éramos los únicos occidentales) nos unimos a ellos, viviendo un momento muy especial donde nos sentimos integrados entre aquella pequeña comunidad que degustaba una bebida tan especial, elaborada de un modo tan solemne, en un entorno privilegiado. 

Matcha y galletita
Repartiendo el té entre reverencias...
Dedicada por entero a la ceremonia

Siempre es un placer presenciar una ceremonia del té, con sus movimientos pausados y meticulosos. Observando la concentración absoluta con la que se realiza un acto tan "sencillo". Incluso allí, en público y con bastante gente alrededor, se creó un ambiente de intimidad muy especial.

Una vez tomamos el té y dimos las gracias con nuestra mejor reverencia, nos dirigimos al explorar el templo en sí. En el hall principal había la figura de un buda que creemos que ayuda a la gente con sus malestares físicos, sólo tienes que frotarle en la parte del cuerpo donde tengas tu dolencia.

Budita sanador
Amiru pidiéndole que le conserve su estómago de hierro XD
Nos encanta el olor a incienso por la mañana...

En seguida emprendimos la marcha, los poco más de 1.000 escalones que nos llevarán al resto de complejo del templo. Pensábamos que sería durillo pero lo cierto es que el camino es tan, tan bonito, y está tan lleno de cositas preciosas, que disfrutamos de cada paso y cuando quisimos darnos cuenta, estábamos arriba.


















Cuando llegamos arriba, nos cegó una explosión de colores rojos y amarillos. El otoño había llegado a la cima de Yamadera.


esplendor momiji
Yamadera es de postal, y en otoño más
"komorebi", palabra japonesa que describe la luz del sol entre las hojas de los árboles



Nos hemos venido muy arriba (literal)
Las vistas desde arriba eran así de bonitas.






Comiendo dangos con mostaza, típicos de la zona

Fan de este niño, dándolo todo por la foto perfecta 


Detalles del interior del pavellón de la cima de Yamadera

Cuando bajamos, nos tiramos un buen rato haciéndole 300 fotos a unos gatitos que había allí en las inmediaciones del templo, que eran preciosos y muy cuquis.


El hambre ya apretaba, así que decidimos comer algo en un restaurante cercano antes de regresar a Sendai. Era un sitio sencillo, especializado en fideos soba, donde comimos varios sets muy completos que nos dejaron más que satisfechos.

Set con hamburguesa japonesa

Set de Gyu-don

Itadakimaaaaasu
Ya de nuevo en Sendai, dimos una vuelta por un centro comercial, visitamos unas recreativas donde hicimos purikura y paseamos un rato por la ciudad. Acabamos cenando en un McDonalds, más por tradición (siempre comemos 1 vez allí en cada viaje) que porque no hubiese opciones apetecibles. 

Anpanman presidiendo la estación de Sendai
Que para que os hagáis una idea...es como si la estación de Atocha la presidiese una estatua de  Pocoyó

Con esta recreativa te podías sentir un autentico maquinista
El paraíso de los "frikis de los trenes"
Cenando en plan globalización 
Lo de que la salida del metro esté directamente conectada al interior de un centro comercial Akiba es algo que sólo podía ocurrírsele a los japos. El paraíso del consumismo existe, y es Japón.



Pokemon Go? Aquí hay Pokemons!!!

Y tras un breve paseo más por Sendai, más que nada para despedirnos de la ciudad, volvimos a nuestro hotel a descansar. Al día siguiente seguía la aventura...y de que manera...rumbo al norte!!!