Esa mañana el grupo se separó por primera vez. Ya desde la planificación del viaje a Judit y Jose les hacía mucha ilusión ir a ver el Gran Buda de Ushiku , una gigantesca figura de 120 metros de altura (para que os hagáis una idea, es 3 veces más grande que la Estatua de la Libertad de NY). Luis y yo, sin embargo, estábamos un poco agotados de excursiones y Budas...y nos apetecía mucho pasear por Tokio sin más...disfrutando de aquella ciudad inmensa, donde en cada rincón encontrabas algo fascinante. Y es que me quedaba con la sensación de dejar tanto...tanto por ver...
Los demás (Judit, Jose, Txell y Dani) se levantaron temprano, pues tenían que llegar a Ushiku que está a las afueras de Tokyo, y no fue hasta mediodía que nos volvimos a reunir. Luis y yo nos levantamos un poco más tarde, y disfrutamos de nuestro último desayuno en el Edoya (sniiiiif).
Después salimos del Ryokan sin muchos planes prefijados...Hacía un día estupendo, un precioso día de primavera soleado, y Tokyo nos esperaba. La sensación era fantástica. Nos decidimos por volver a Shibuya, pues la última vez que fuimos estuvimos muy poco tiempo, y además llovía por lo que me apetecía volver a echar un vistazo por allí, y volver a cruzar su famoso cruze, esta vez sin paraguas. El ambiente al llegar a Shibuya era muy tranquilo, se notaba que era día laborable, nada que ver con un domingo por la tarde, que está a rebosar de adolescentes que van de"shopping". Aún así, uno se queda embobado mirando las grandes pantallas gigantes.
Una vez allí visitamos el templo Sensouji, que por primera vez pudimos ver abierto y a la luz del día. Había bastante más gente de la que esperábamos, normal tratándose de una zona tan turística. Nos entretuvimos comprando los últimos recuerdos para la familia en sus tiendecitas, y comprando tentempiés en los puestecitos de comida, que son una de las principales atracciones de la zona.
La verdad es que la zona estaba preciosa, en plena primavera. Las flores de los cerezos, que ya llevaban muchos días florecidas, empezaban a caerse, lo cual nos dejó estampas preciosas. Los pétalos caían en tal cantidad que parecía que nevaba, y uno no podía evitar sentirse en medio de una escena cursi de un shojo manga.
Y lo siento por el dueño de la casa y su cartel de "No fotografiar"... era demasiado bonito como para dejarlo pasar, hasta grabamos un video por si en las fotos no se apreciaba la "llúvia".
¿Y donde pasamos la última tarde en Tokio?...La duda ofende. Y así cogimos el metro en busca de Akihabara, para asaltarla por última vez. Esta vez fuimos bastante a saco, pues era el últimos día y queríamos gastar hasta el último yen en frikeo. Visitamos una librería enorme, donde pasamos mucho rato. Allí me compré tebeos de heidi...y me quedé flipada con la cantidad de Art-books que había (sí...allí hay art-books en las librerías...snif). También nos compramos varias películas de Chaplin ("Luces de ciudad","El gran dictador" y "Tiempos modernos"), que los tenían baratísimos (500 yenes=300 pesetas), y como son mudas nos nos importó que fuera la edición japonesa...Más tarde llegamos a Akihabara y entramos en varias tiendas de figuritas y frikezes en general...donde seguimos comprando casi con ánsia. XD Buscando nuevos antros de frikeo encontramos una tienda en la que vendían merchandaising de la WWE, donde nos tiramos un buen rato y Dani se compró una figuraza de Undertaker. Yo estuve a punto de sucumbir, pero estaba todo algo carillo y me controlé. Lo que yo no sabía es que, más adelante, en una juguetería entorme, encontraría un "Elmo risitas" en oferta que...no tendría más remedio que llevarme para casa, aún sin saber si me cabría en la maleta. XD
Las tiendas iban cerrando...y nos resistíamos a abandonar la zona...¡adiós frikeo! ¡adiós mundo ideal! ¡Adiós paraíso!
Del resto de la noche no recuerdo mucho...sólo visitar un "7eleven" para coger provisiones (para esa noche y para la mañana siguiente que madrugábamos muchísimo) y pasarnos muuuucho tiempo en el ryokan liados con la maleja, intentando meter todos los bultos y temiendo superar el peso máximo de la facturación...Estábamos contentos por todo lo vivido, pero no puedo evitar recordar la sensación de morriña que ya empezábamos a sentir...y eso que aún no habíamos vuelto.
Y en el próximo e último capítulo....el interminable viaje de vuelta a Barna. Snif snif.
Mata-ne!