Y aquí estamos otra vez, con más crónicas japoneses. De hecho, tengo muchas cosas nuevas que compartir con vosotros tras mi última visita a Japón. Un país que, aunque cueste de entender si no has estado nunca, causa adicción. He vuelto convencida de que, este, el 3º, no será mi último viaje ni mucho menos, ya que aún me quedan muchas zonas del país por explorar.
Pero empecemos por el principio.
Esta vez mi compañero de aventuras fue mi chico, Amir, quien nunca había estado en Japón, así que he hecho con él una ruta que bien podría servir para cualquier primer toma de contacto con el país.
Salimos de Barcelona el 9 de septiembre alrededor de mediodía. Esta vez viajé con Emirates, una compañía con la que nunca había viajado y con la que he quedado francamente muy contenta. La única pega que le pondría es que el hacer escala en Dubai supone añadir unas cuantas horas más de viaje al ya más que largo trayecto hacia Japón.
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Vamos que nos vamooos |
Embarcamos en hora y nos pusimos rumbo a Dubai. Sobre Emirates he de decir que ya desde el principio la tripulación me pareció súper amable, si hasta nos saludaron por nuestro nombre y apellidos al entrar!!! y eso que íbamos en turista...los de preferente directamente viajan como sultanes (y no es una frase hecha jeje). También noté los asientos más cómodos que de costumbre, sobretodo comparados con el crujespaldas que fue la chatarra con la que volé en Alitalia.
La comida también estaba bastante buena, el menú árabe, el occidental...el jalo. Todo buenísimo para ser comida de avión.
Pero lo que realmente nos fascinó del avión y que hizo que las 8 horas que tardamos en llegar a destino se nos pasaran relativamente rápido, fueron las pantallas de entretenimiento de los asientos. A ver, no es la primera vez que viajo y ya contaba con ellas, pero lo cierto es que nunca había visto una oferta tan amplia en series, películas, música...y además había películas en todos los idiomas (incluido el español no latino). Todo un lujo. También podías consultar en todo momento el recorrido y había 2 cámaras en el suelo del avión la mar de divertidas para mirar por ellas durante el despegue y aterrizaje.
Alrededor de medianoche (hora de Dubai) llegamos. Notamos que estábamos en Oriente en cuanto nos bajamos del avión y fuimos aplastados por un aire caliente infernal. Por suerte en seguida nos volvimos a meter en la terminal que se estaba muy fresquito. La verdad es que el aeropuerto de Dubai era todo lo que esperábamos de él y más. Fastuoso es poco. Pero ya os lo describiré con detalle al final de estás crónicas, donde nos dedicamos a explorarlo...a la ida no tuvimos demasiado tiempo ya que nuestro vuelo a Osaka salía desde la otra punta del aeropuerto y cuando llegamos apenas tuvimos que esperar una hora para embarcar en una sala de espera donde había agua y duchas gratis (reforzando mi idea de que el tercer mundo es España y no el resto).
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¡Palmeras! |
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Con mezquita y todo |
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Duchas en los lávanos |
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Totooooo. En Ásia si que saben. |
El vuelo Dubai - Osaka transcurrió lento pero comfortable, disfrutando de buen cine, buena comida y alguna que otra siestecita.
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La cena -menú japo- |
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El desayuno -menú occidental- |
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Llegando a tierras niponas |
Llegamos al aeropuerto internacional de Kansai a las 17:30 hora local, con más de 16 horas de vuelo a nuestras espaldas pero con una sonrisa en la cara. Ya estábamos en el paraíso. Tras recoger nuestras maletas y canjear el JRP sin mucha incidencia, pondríamos rumbo a nuestro destino. Ibamos a pasar la noche en un ryokan situado a medio camino entre Osaka y el monte Koya, donde haríamos nuestra primera excursión. se trataba de un destino nuevo para mi por lo que no pude dejar de sentir cierta inquietud -era la primera vez que no iba a Japón en grupo y tenía que estabilarme yo solita con el inglés y con el japo... que ya os he comentado anteriormente que en Japón te hablan en japonés. Y no hay mucho que hacer al respecto salvo intentar hacerte entender. Siempre con la mejor de tus sonrisas.
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Cogiendo el tren rápido local hacia nuestro destino |
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Ibamos un poco solos...XD |
Ibamos tan extremados de tren a tren intentando hacer bien los transbordos, que se nos olvidó comprar nada de comida. Y ya íbamos advertidos por parte del ryokan de que estaban en un entorno...rural XD y no había convinis ni nada parecido alrededor donde abastecerse. Así que, además del cansancio, empezamos a pasar hambre. Tras un trayecto de más de media hora en un tren abarrotado de trabajadores que volvían a sus casas desde Osaka, llegamos a Amami. En teoría el ryokan estaba a pocos minutos de la estación. Y a mi se me había ocurrido la feliz idea de no imprimirme ningún mapa porque "seguro que lo vemos".
ERROR
En Japón por la noche no se ve un pimiento, y menos en una zona residencial con apenas 4 casitas unifamiliares. Empezamos a dar vueltas y no había forma humana de encontrar el ryokan. Probamos todos los caminos posibles. Llegué a estar a punto de cometer allanamiento de morada al meterme en un chalecito apañao porque le vi un poco "pinta de ryokan". Preguntamos a la única persona con la que nos cruzamos y nos indicó como buenamente pudo. Pero seguimos sin enterarnos. Y yo empezaba a ponerme nerviosa porqué el check in cerraba a las 10 y eran ya pasadas las 9. Caminamos por un sendero recto porque, aparentemente, era el único camino que nos quedaba por probar. Y andamos y andamos, y cada vez estaba más oscuro, y cada vez había más mosquitos, y cada vez estábamos más perdidos y agobiados. El momento cumbre llegó cuando oímos un ruido muy fuerte a nuestro alrededor, como si hubiese un animal enorme moviéndose entre la vegetación. Sonará a chiste, pero nos acojonamos bastante. Puede que sólo fuese un gato grande pero os puedo asegurar que cansado, hambriento, a 10.000km de tu casa y con la posibilidad de pasar la noche al raso...la posibilidad de que haya animales salvajes a tu alrededor no es muy agradable.
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Arañote enorme y amenazante en la única vending machine de la estación |
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Mariposaurus Rex de Bienvenida al Japón produndo |
La imagen de los dos corriendo, yo delante con las hojas de reserva del hotel en la mano y Amir detrás cargando con las 2 maletas porqué yo ya no podía más...debía ser muy triste XD
Ya desesperados, volvimos al punto de origen. La estación. Vimos a una señora de unos 60 años que salía de ella y emprendía rumbo a su casa y yo, ya olvidando todo decoro japonesil, empecé a perseguirla hasta que conseguí como pude pedirle ayuda y explicarle a donde quería ír. La mujer intentó indicarnos pero yo, que con el cansancio ya me sonaba el japo a chino...le dije que estábamos muy cansados y que por favor si podía acompañarnos. Bueno, tampoco recuerdo si se lo llegué a pedir verbalmente. No creo que hiciese falta. Claramente le dimos pena y no sólo nos acopañó al hotel (que sí, estaba al puto lado de la estación) sino que entró con nosotros y se puso a charlar con el posadero y a explicarle que nos había encontrado perdidos por ahí...estúpidos gaijins jejeje.
Ya de por si la hospitalidad japa es apabullante, pero tras la mala experiencia el recibimiento del ryokan Nanten-En (muy recomendable, por cierto) fue como un bálsamo. Como, por fin, haber llegado a casa. El dueño nos explicó muy amablemente todo, nos enseñó las instalaciones por completo y nos acompañó a nuestra habitación, donde su mujer, elegantemente vestida con un kimono, nos preparaba un té con dulces que nos supo a gloria (con el hambre que teníamos...).
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Nuestra cena |
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Deseando rebentar los futones XD |
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El reposo del guerrero |
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Ya relajaditos |
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Totoooo te quiereee Toto te cuidaaaaa |
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La habitación era una pasada |
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La entrada |
Ya relajados, deshicimos la maleta, nos dimos un baño reparador y cenamos las 4 galletitas que nos habían sobrado de la comida del avión. Tras aprovechar para hacer fotos de la habitación del hotel, nos fuimos a dormir, agotados. El viaje había tenido de todo pero bien está lo que bien acaba. Y al fin y al cabo estábamos en Japón y a punto de empezar nuestras vacaciones soñadas.
Próximamente...el monte Koya y su mascota Kawaii.
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