La mañana en que todo salió mal, pero dormimos en el paraíso.

martes, 5 de mayo de 2015


El fin de nuestro viaje llegaba, y sin que nos hubiésemos dado cuenta...llegó el momento de irnos del hotel Edoya, el que ya considero mi pequeña "casa" en Tokyo jeje. Nos despedimos haciendo algunas fotos de la habitación, aunque todas las habitaciones se parecen y puedo decir que ya he estado en unas cuantas jejeje.

Con todo recogido y la maleta hecha...snif

La bañera, que usamos más bien poco ya que eran más prácticos los baños comunes...

El mini-water---que es bajito hasta para mi, que soy medio PinyPon XD

El plan para nuestro último día en Tokyo era el siguiente. Visitar el Zoo de Ueno, la Todai (universidad de Tokyo), comer algo y salir hacia el Takaragawa Onsen, donde pasaríamos nuestra última noche en tierras niponas relajados en un entorno idílico.

Pero...una cosa son los planes...y otra lo que pasó. Jejeje. De todo el proyecto sólo pudimos realizar la última parte, que, por suerte...superó con creces las expectativas...

Habíamos dejado las maletas en el Edoya, que amablemente nos las guardaban hasta mediodía...así que nos pusimos rumbo a Ueno para visitar el zoo. Por el camino, paramos en varias cabinas telefónicas, ya que necesitábamos ponernos en contacto con el Takaragawa Onsen para que nos vinieran a recoger a la estación (no se puede llegar en transporte público y por eso tienes que avisarles) Pero no había forma humana de contactar con ellos. Más tarde descubriríamos que había que marcar el 0 antes de la llamada...y por eso no me cogían el teléfono. Lo que tiene ser gaijin....

Pero nuestra mala suerte sólo acababa de empezar. Llegamos a las puertas del Zoo y nos encontramos con unas colas brutales...pero? por qué? Porqué resulta que ese día, era el día de los ancianos, festivo en Japón, y al no haber colegio medio Tokyo parecía haber tenido también la idea de visitar el zoo. Conclusión. Los pandas tendrán que esperar a otra ocasión. Busquemos plan B.

Decidimos continuar andando, ya que ahora nos sobraba el tiempo, y a ver que nos encontrábamos de camino a la Todai. El problema fue que...nunca llegamos a la Todai. Nos perdimos, y mucho. Caminamos, y mucho. Y durante mucho rato no teníamos ni la más remota idea de donde estábamos. Pero oye, también tiene su gracia caminar perdido por Tokyo, siempre encuentras cosas curiosas.

El el parque de Ueno

Una pagodita

Coche tuneado

Perrete petrificao a la entrada de una cafetería

micro-jardincico típico tokyota jeje
Tanto caminamos que al final llegamos al Tokyo-Dome y todo...aunque estábamos tan cansados que ya ni se nos ocurrió dar una vuelta por allí. A lo tonto era casi mediodía, y ya sólo teníamos el tiempo justo de volver el Edoya a por la maleta y irnos a coger el Shinkansen. Después de tener que recurrir incluso a la policía para encontrar el camino de vuelta, llegamos al Edoya, donde amablemente nos prestaron el teléfono desde donde (por fin) pudimos contactar con el Takaragawa Onsen y avisar a que hora íbamos a llegar para que nos viniesen a recoger. La conversación en japonés con el tío por teléfono fue antológica:

-Hola, disculpe, habla inglés?
-E....sto....se me da mucho mejor el japonés.
-Ya...eee...jejeje


El Tokyo-Dome
Dimos efusivamente las gracias "nihonjin style" a la señora del Edoya, recogimos nuestras cosas, y partimos hacia lo desconocido. Nos esperaban un par de horitas entre trenes y transbordos...


Señor del andén que te ayuda, gran profesión que en occidente no existe por desgracia...

Shinkansen 
De dos pisos!!! 
Llegamos a la ciudad de Takasaki, donde nos tocaba hacer transbordo, y estaba todo lleno de figuras de Darumas! Resulta que en un templo de esta ciudad es donde tiene origen esta milenaria tradición :)



Y también descubrimos que la prefectura de Gunma tiene la mascota más adorable de todo Japón!!!Es una especie de ¿caballo? ultra-kawaii...así que no pude evitar comprarme un imán de nevera de Gunma-chan :)

Kawaii

Todo tipo de merchandising

Comiendo un aperitivo
Cogimos otro tren, esta vez, local, que nos llevaría hasta Minakami, donde un autobús nos llevaría a...en medio de ninguna parte. En medio de ninguna parte nos recogerían los del Onsen. O eso esperábamos jejeje.

A medida que nos ibamos metiendo en el Japón profundo...el tren se iba vaciando...hasta que íbamos sólos! jejeje

Minakami

Vista desde el autobús
El Takaragawa Onsen es una pasada. Sin lugar a duda merece la pena pagar lo que vale por darse el capricho de dormir allí una noche. La habitación donde nos alojamos, a parte de enoooorme, era preciosa. Y tenía unas vistas geniales que daban al rio...cuyo sonido se oía y contribuía a crear un ambiente muy relajante.

Además, te dejaban elegir yukata! Y había un montón para elegir!




El hotel en sí, es un edificio muy antiguo. Se nota en todos los detalles...y realmente te hacen sentir en un sitio muy especial...Antes de cenar, nos dimos un primer bañito. Lástima que no se pueden hacer fotos (por motivos obvios, gente desnuda y esas cosas jeje) porqué el sitio es espectacular...y al ser un onsen mixto puedes estar con tu pareja tranquilamente en el mismo lugar. El contraste entre el agua caliente y el aire fresquito nocturno de la montaña era genial, y con el rio al lado...Sin duda de las mejores experiencias que he vivido en Japón y fuera de él.

Un yureiiii

Pasillo, y nuestra habitación a mano derecha
 Aunque hay algo que sin duda superó cualquier expectativa que pudiésemos tener...es la cena. Servida en una especie de mini-salas privadas...son sentimos como reyes. Teníamos un botoncito que apretabas si necesitabas algo...aunque es difícil que necesitásemos nada porqué aquella cena no acababa nunca. No dejaban de traer platitos y más platitos de cosas deliciosas que jamás habíamos probado. Todo un deleite para los sentidos.

Sonrisa de satisfacción
 Las siguientes fotografías son pornografía gastronómica:


















Con el estómago más lleno que nunca en la vida...sólo pudimos arrastrarnos de nuevo hasta los baños para reposar la comida...jejeje



Aquí dejabas tus zapatillas y cogías unos zuequitos de madera, con los que ibas a bañarte.

Me encantaaaaan

Con mi yukataaaaa
Y muy relajados...pasamos nuestra última noche en Japón. El próximo capítulo de las crónicas japoneses incluye nuestro regreso a Tokyo, las compras desenfrenadas de última hora por Akihabara...y el eterno viaje de vuelta a Españistán!!!

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