Este es el relato de uno de los días más productivos de cuantos pasamos en Tokyo: Palacio Imperial, Odaiba, Ueno y -como no- Akihabara en una misma jornada. Y sin despeinarnos.
Pero empezemos por el principio. Nos levantamos tempranito como cada mañana en el Edoya. Mientras los demás desayunan, Luis y yo nos acercamos al Hospital Yuntendo (ya nos sabíamos bien el camino ^__^U ) a que nos devuelvan -al menos- la mitad del dinero que pagamos (el resto nos lo entregaría la compañía de seguros al día siguiente).
Una vez solucionado esto, nos dirigimos todos a nuestra boca de metro habitual, donde una vez más, tuvimos que pasar un buen rato descifrando como llegar a nuestro destino (en este caso, el Palacio Imperial).
Esto....WTF!!!
Y ahora que menciono el tema del metro. Tras valorar bastantes opciones (ya no nos quedaba Japan Rail Pass) nos decidimos por comprar una tarjeta llamada Pasmo. (sí, el nombre da mucho juego para comentarios graciosos XD) Tarjetita PASMO con su mascota correspondiente (todo en Japón tiene mascota XD) Por aquí se entraba al Metro ^^
El sistema era bastante sencillo. Tras dejar un depósito de...(creo que eran 500 o 1000 yenes que posteriormente te devolverían) ibas recargando la tarjetita con cantidades desde los 1000 yenes. En Japón las tarifas de metro van en crescendo dependiendo de la distancia que recorras, por lo que es una opción bastante útil si no quieres hacerte un lío. (Eso sí, hay que recargarla con mucha frecuencia, sino puedes encontrarte sin dinero para salir del metro, ya que el pago se efectua al salir y no al entrar).
Especialmente modernos eran los "detectores" que se usaban para esta tarjeta. No tenías siquiera que sacarla, con acercar el bolso ya bastaba. Y era muy útil y bastante molón de hacer. XDDD
Tras este inciso, vuelvo a las crónicas del viaje propiamente dichas. El trayecto hacia el Palacio Imperial (bueno, hacia sus jardines, porqué el Palacio sólo lo ves de lejos) se desarrolló sin problemas, aunque aún nos seguía maravillándo la curiosa fauna urbana japonesa. - "Esos entrañables bichitos negros voladores..."Los jardines imperiales son enormes. Y la verdad es que en pleno Hanami y con el día tan soledado que hacía, estaban especialmente bonitos. Especialmente me gustaron los alrededores del foso que nos separa del Palacio...con sus patitos nadando y sus cerezos que casi casi tocaban el agua con la punta de las hojas. Fue uno de esos momentos de incontinencia fotográfica de la que a continuación intentaré hacer una breve selección.
Alucinante el contraste de colores.
Yo cual "shojo" manga...
Casi todo el "6pack". Faltaba Jose, que obviamente estaba haciendo la foto. Que bonico es to. La estampa perfecta de un día perfecto en un lugar increible.
Nos adentramos al interior de los jardines (si amiguitos, todo esto era antes de entrar) y , la verdad, lo que más destaca de ellos es que son inmensamente grandes y está todo ultra limpio y muy cuidado. Los cerezos allí, como no, estaban preciosos, llegando a ver los más grandes y frondosos que habíamos visto hasta ahora. También fue interesante poder visitar una exposición gratuita de pintura sobre el monte Fuji (lo que nos recordó la ausencia de Museos en nuestro planning. La verdad es que en un país como Japón...el arte está a tu alrededor, no entre cuatro paredes.).
Por lo demás los Jardines no me impresionaron demasiado. Supongo que después de ver las maravillas de jardines que vimos en Kyoto y en Himeji, esperaba algo más.
Graaaaandes
Especie de "grupo del inserso" japonés jejeje
A la salida de los jardines
Como aún nos quedaba mañana por delante, decidimos visitar Odaiba , una isla artificial situada en la bahía de Tokyo y que se conecta con la ciudad a través del emblemático puente Raimbow. Es una zona muy muy curiosa, llena de cosas que ver y muy animada (la oferta cultural y de ocio es especialmente buena, con muchos centros comerciales, varios parques de atracciones...)
El viaje hasta allí ya fue toda una aventura, ya que fuimos por medio de la linea de metro Yurikamome, sin conductor y totalmente futurista. Además tuvimos la gran suerte de sentarnos delante y buaaa, era una pasada. Creo que hicimos mil fotos sólo del trayecto, porqué a cad minuto había algo (vista, edificio, cosa XD) que nos llamaba la atención. Dani y yo sentaditos disfrutando del paisaje en primera fila. wiiii. En este curioso edificio se suelen celebrar los grandes eventos frikis japos
Me quedé con ganas de visitar por dentro las instalaciones de la Fuji Tv...creo que habría sido muy curioso de ver. Más vistas curiosas desde el tren...
Una vez allí, como ya he dicho, nos sorprendió la gran oferta de ocio del lugar. Antes de poder llegar a la zona de fotos de rigor (puente, estatua de la libertad, etc) nos topamos con maravillas como estas:
Curiosa emtrada de una tienda para gatos...No entramos, pero seguro que dentro había cosas a la altura de esa entrada XDDD
Cochazo estupendísimo que nos encontramos por allí... (cualquier excusa para hacer el moñas es bien recibida)
¿Hace un condón de Picachu? Madre mia que cosas...
La zona del...digamos...paseo marítimo es bastante chula, y también bastante romántica dada la gran cantidad de parejas que pudimos ver por allí. Además de hacernos multitud de fotos probamos de nuevo las famosas bolas de pulpo rellenas (Takoyaki), aunque Luis pasó un mal rato por ansioso... (avisados quedáis de que no importa lo frias que parezcan estar por fuera, por dentro QUEMAN).
Estampa preciosa de parejita frente a mar (eso sí...luego les vimos de frente y tenían una cara de aburrimiento..XDDD)
El romanticismo se contagiaba XD
Estatua de la Libertad (no he estado en la de NY, así que de momento me conformaré con la de Tokyo...jejeje)
Love is in the aaaair (mira que llegan a ser horteras los japos en ese sentido, la verdad XD)
Tras el "photo call" nos dirigimos a uno de los numerosos centros comerciales de por allí (bueno, realmente fuimos a uno en concreto porqué yo había divisado una Disney Store desde el tren y no podía dejarla escapar.
El regreso tuvo que ser algo precipitado porqué a Luis de repente le empezó a picar todo el cuerpo. (En sentido literal XD) y cuando le miré tenía todo lleno de rojeces y sarpullidos... Vamos, que tenía una reacción alérgica como la copa de un pino. Y para que Dani pudiese darle la medicación correcta (nuestro enfermero venía bien preparado ;) ) tuvimos que pasar por el Ryokan. (Más tarde descubriríamos que lo que a Luis le había dado alergia era el Yukata del ryokan...curioso...Òò)
De el viaje de vuelta destacar lo espectáculas de atravesar el distrito financiero de Tokyo (con sus rascacielos y tal) desde el tren aquel sin conductor. Pufff. Parece que estés en Gotham City o algo parecido. :)
Para el próximo viaje a Tokyo me he prometido dedicarle un día entero a explorar Odaiba como se merece.
Después de que Luis se medicara y le dejara de picar todo (jejeje) nos dirigimos al parque de Ueno con la intención de seguir la tradición japonesa del Hanami y comer bajo la sombra de los cerezos florecidos.
El parque de Ueno es uno de los más grandes de la ciudad, y en su interior se encuentran un Zoo y numerosos Museos (que, por desgracia, no tuvimos tiempo de visitar...yo que quería ver Pandas...snif). Antes de llegar pasamos por un 7Eleven (¿o era un Lawson?)...En fin, uno de esos benditos establecimientos 24 horas, donde compramos Bento a un precio irrisorio y allí mismo nos lo calentaron en el microondas. Estaba todo buenísimo. En Japón hasta la comida más cutre de supermercado sabe deliciosa.
Como no había sitio en las lonas azules, y nos daba un poco de vergüenza...acabamos sentados en la acera XD. La verdad es que teníamos más pinta de mendigos que otra cosa...(por cierto, el parque de Ueno tiene bastantes mendigos, pero estos se diferencian bastante de los mendigos que tenemos por aquí. No piden dinero y transmiten mucha dignidad).
Muy cómodas tampoco es que estuviéramos...pero al menos no nos cagó ningún pájaro en la comida XDDDD Mirad que icooooooooo OISHIIIIIIIIIIIIIIIII
Con el estómago lleno nos dimos un paseo por el parque. Había mucha gente, imagino que debido al buen tiempo que hacía ese día y al espectáculo del Hanami. Ueno es también un parque "para parejitas", sobre todo en la zona que bordea un lago, donde hay típicas barquitas con forma de pato de lo más cursis.
Japonesas y minifaldas....poco más que añadir
Pajaricos....
Que bonico el lago
Me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarl
Barquitas con parejitas
Después del paseo, y como ya estábamos un poco hartos de naturaleza y nos apetecía consumir frikismo cual hienas, decidimos acabar el día en Akihabara. Y como Ueno esta relativamente cerca de Akihabara, nos la jugamos y fuimos andando.
El paseo dio mucho de si, desde el que nos echaran -literalmente- de una tienda de cachorritos por pesaos -y por grabarlos en video- hasta el que tuviésemos que recurrir a la "dudosa" brújula de Luis para saber hacia donde teníamos que ir. Además pudimos comprobar que la tercera edad japonesa le da mucho al sake durante el Hanami XDDDD
Respecto a la orientación, al final optamos por lo fácil, seguir las vías del metro (que se alzaban sobre nuestras cabezas), y finalmente llegamos sin problemas a ese paraiso que es Akihabara, donde pasamos un final de tarde como tantos otros, frikeando.
Y esto es todo de momento. Esta entrada ha sido larga, pero es que fue un día muy productivo.
En el próximo episodio: El museo Ghibliiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Mata-ne!!!